Revista Expatriados
La ciudad ha despertado probablemente, en un día más que no dejará huella en los libros de historia. Las calles saben a café, café árabe. Es pronto, pero aun así, los rayos del Sol tuestan los hombros de los peregrinos que recorren las estrechas calles hacia el Santo Sepulcro, camino de la Crucifixión. Sus miradas se dirigen, sedientas, a un grupo de jóvenes palestinos abrigados a la escurridiza sombra que amenaza con desvanecerse, dichosa ella. Sentados en unos agolpados escalones cerca de la Puerta de los Leones, las fieras del dolor y la injusticia parecen estar amansadas hoy, por ahora; y a solo unos escasos metros y en el corazón de la Ciudad Vieja, bajo el cartel anunciando la arteria principal “Via Dolorosa”, cuelgan sonrientes, dos soldados israelíes, abrazados a sus pequeños juguetes. Aquí, cada uno carga con su Cruz.Lee más en:http://blog.hola.com/australianoespaisparaviejos/