Revista Diario

Potenciando su autoestima

Por Sandra @sandraferrerv
Ahora que mis hijos aun son pequeños no pienso demasiado en lo que serán de mayores. Me preocupa más si serán felices. Porque pienso que si son felices podrán conseguir lo que se propongan. ¿Y cómo puedo hacer para que sean felices? Aparte de quererles, cuidarles y darles muchos muchos besitos, creo que potenciando su autoestima. La autoestima es el equilibrio entre la imagen positiva que tenemos de nosotros mismos y la conciencia de nuestros propios defectos, que podemos llegar a superar. Cuando pienso en como ayudar en la autoestima de mis hijos creo que la solución no es estar constantemente aplaudiendo todo lo que hacer usando el amor ciego de una madre. Como madre, también tengo que reconocer los errores de mis hijos para ayudarles a superarlos. Lo que yo hago es observarles y potenciar lo que creo que destaca en su personalidad. Pero si hay algo que no hacen bien, también hay que destacarlo pero con dos matices. Por un lado, hay que poner el énfasis en el hecho erróneo y no tanto en el sujeto que lo comente. Por ejemplo, si hacen guarradas con la comida, en vez de decir “eres un guarro”, decir, “esto que estás haciendo es una guarrada”. Creo que así no les estoy juzgando como personas, sino que estoy poniendo el acento en lo que están haciendo, que está mal. El segundo matiz: cuando algo lo hacen mal, no decirles simplemente que lo han hecho mal sino que acto seguido hay que darles una solución, o alguna pista para que solucionen el problema. Por el contrario, cuando hacen alguna cosa bien, el adjetivo lo adjunto a ellos y no al hecho: “eres muy ordenado”, “eres muy bueno con tu hermana por dejarle el cochecito de juguete”... Pero sin pasarse en los alagos porque entonces se piensan que son invencibles y el mundo exterior les puede dar un buen rapapolvo en un futuro no muy lejano.Creo que también es importante respetar sus ritmos. No todos los niños evolucionan y aprenden igual. Siempre dentro de un abanico lógico de tiempo, hemos de dejar que cada uno alcance sus metas a su momento. La eterna comparación entre niños cuando han de empezar a gatear, a andar, a hablar, es horrible. A ver quien llega primero. Al final habrá alguno que lo hará todo el mismo día que nace. Si los niños captan esta presión se ponen nerviosos y si encima ven que lo comparas con el de al lado están más preocupados porque sus padres ven al vecino o al hermano mejor que él que en superar ese punto evolutivo. Que crean en ellos mismos asumiendo que no son perfectos. Eso es lo que quiero conseguir de mis hijos.

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