Revista Infancia

Potty Training…

Por Pingüicas

Potty Training…

Escribo rápido para explicar por qué ya no publicaré más posts esta semana.   

Verán, estoy un poco ocupada. Y es que estoy justamente pasando por esa etapa que todas las mamás tememos, pero que resulta inevitable: la aventura de quitarle el pañal a nuestro bebé.

El lunes llegué a recoger a Luca al kínder y me lo entregaron con una bolsita llena de ropita empapada y una notita que decía: “Gaby, ya comenzamos a trabajar el control de esfínteres. Por favor mándalo con 2 ó 3 calzones entrenadores, una muda extra y zapatitos abiertos”.

Todo esto fue lo que pasó por mi cabeza en ese momento:

¡¿Qué?!  ¿Ya así nada más… a quitarle el pañal?

¡¿Cuándo?!  ¿A partir de hoy?

¡¿Cómo?!  ¡Si tan sólo es un bebé…!

¡¿Por qué?!  No ya, en serio…. ¡¿por qué?!

Me cayó como cubetazo de agua helada ―cosa rara porque, de hecho, yo ya había considerado quitarle el pañal desde hace algunas semanas, inclusive antes de decidir meterlo a la escuela. Pero justamente por haber tomado esta decisión, decidí aplazarlo. Se me hacían demasiados cambios en tan poco tiempo.

Pero ni modo. Su maestra lleva más de 40 años dando clases. Si alguien sabe lo que está haciendo, es ella. Me voy a poner en sus manos.

Beto (para variar) piensa que estoy siendo un poco dramática y ahogándome en un vaso de agua. Me recordó que Pía dejó el pañal cuando tenía 1 año 10 meses (Luca tiene 2 años 1 mes). Y si alguien estaba pasando por grandes cambios en su vida en ese momento, era justamente ella: recién entrada al kínder, mudanza a otra casa y un hermanito nuevo en la familia. Con todo y todo, dejó el pañal en 2 días. Facilísimo.

Pero con Luca es diferente. ¡Es mi bebé! Además, ni quiero hacerme ilusiones de que será igual de fácil que con Pía.  De hecho, no lo está siendo. En el tiempo que llevamos (desde el lunes) no he logrado atinarle ni una sola vez a que haga en el baño. Lo estoy sentando cada 20 minutos por un ratito. Lo bajo y a los 30 segundos, se hace pipí en el piso. Ni modo. A trapearle y a lavar un montón de ropa.

No está siendo una tarea nada fácil, considerando que tengo otros 2 hijos que atender. Aunque ya les expliqué que si necesitan algo de mí, seguramente me pueden encontrar sentada frente al escusado, cantando canciones para entretener al niño que no quiere estar ahí. Sí, paso toda mi tarde sentada en el piso del baño.

…y por supuesto que todo se les ofrece a mis otros dos hijos. Como por ejemplo hoy que Pía decidió ponerse el carrito de control remoto en la cabeza y apretar el botón de avanzar, de tal forma que las llantas quedaran completamente enredadas entre su pelo. No hubo otra solución más que darle un buen tijerazo… y ahora el McMissile de Pablo tiene las llantas peludas.

Potty Training…

En fin, sí ando un poquito complicada, por lo que mejor aprovecho este pequeño ratito que tengo libre para avisarles que nos vemos (o nos leemos) hasta la semana que entra. Si me necesitan… ya saben dónde encontrarme.

Por su atención, gracias.


Volver a la Portada de Logo Paperblog