Revista Libros
Hacía tiempo que no veía una película que me dejara tan fría como Pozos de Ambición. Es cierto que la escogí porque mi protagonista elegido para el mes de junio ganó su segundo Oscar con ella pero si quitamos su buena interpretación la veo una película aburrida y que no me dice nada.
La trama se centra en Daniel Plainview, un hombre del sur de Estados Unidos que se dedica a buscar yacimientos para explotarlos y sacarles el máximo rendimiento y, por supuesto, hacerse rico. Dice tener una empresa familiar en la que cuida a su hijo y sus trabajadore pero pronto veremos como la ambición por tener más y más riquezas nublará un poco su sentido común. Esto ocurre cuando un chico de Little Boston le avisa que hay unos grandes pozos en su tierra y que estaría dispuesto a vendérselos. Daniel se hace con las tierras y en poco tiempo con la confianza del pueblo, me corrijo, no de todo el pueblo, Eli, el "profeta" del pueblo, siempre será el que se ponga en medio de todos sus proyectos y le moleste. La película avanza muy lentamente apenas mostrándonos nada nuevo hasta el final que para mí ha sido un poco esperpéntico y le hace un flaco favor al resto de la película si te había gustado. En mi caso, como ya estaba bastante desmotivada y aburrida ya acabé de "odiarla".
Pensaba que a pesar de ser una película oscura, lenta... me iba a gustar. Daniel Day-Lewis está bien, pero en momentos bastante exagerado al actuar y así como En el nombre del padre vi claro que se hubiese llevado el Oscar, aquí... La fotografía es de lo mejor, pero sólo si la película durara sus 2 horas, no más.
Nota: 5
Lo mejor: La apruebo por algunas escenas que sí que sobrecogen y por la actuación bastante pasable de Daniel Day-Lewis (aunque no de las mejores).
Lo peor: No me ha interesado nada, para mí todo estaba ya dicho, no ha habido ni sorpresas ni innovación. El final es horroroso, no me ha gustado nada.