No ha sido la Sra. Valenciano santo de mi devoción, más allá de sus ideas, sus formas. Ahora saca pecho con la cosa del tesorero del PP y los sobres que supuestamente circulaban entre los altos cargos del partido, pero se le olvida que en Andalucía desaparecieron doscientos y pico millones de euros y se malgastoron hasta mil, en repatirse pensiones y prebendas, allegados, familiares y otros adláteres de la clase dominante.
La corrupción es un mal endémico en la política española, a la que los servidores públicos acceden por ansia de mejorar su situación, más allá de defender unas ideas. El idealismo murió en el siglo XIX, y de entonces a acá, solo hemos convivido con fanáticos, dictadores y aprovechados, siendo los casos de honradez la excepción en la ciénaga del aparato de los partidos.
Por cierto, es noticia que Dª Elena, en contra de la ley, perimitió que el PSOE contratase a su hermana, suponemos que son cosas de familia, que pueden y deben disculparse, como algún que otro milloncejo que se despista entre sobres, cenas y comisiones diversas, mientras los trabajadores de a pie sufrimos para llegar a fin de mes. No es cuestión de partidismo, como defendíamos en este mismo espacio, al igual que los siervos de la gleba se defendían a su manera de los señores feudales, en nuestro mundo actual, debemos protegernos de la clase política, tanto de sus dislates como de sus delitos y estafas. Una pena.