Revista Deportes
Recién inaugurado julio, seguro que más de uno ya se está frotando las manos pensando en cómo disfrutar del tiempo libre y las buenas temperaturas. Si usted es un amante del deporte y planea entregarse en cuerpo y alma a su actividad favorita, recuerde que en verano es necesario tener en cuenta ciertas precauciones si se quieren evitar riesgos para la salud.
Según datos del Ministerio de Sanidad, el año pasado murieron en España 15 personas a causa de trastornos relacionados con el calor. De ellos, la mitad estaban practicando deporte o trabajando al aire libre en las horas centrales del día –de las 12.00h a las 17.00h–, cuando las temperaturas son más altas.
Por eso, sobre todo en las regiones donde el calor es especialmente intenso, los especialistas recomiendan evitar esa franja horaria y salir a hacer ejercicio "a primera o a última hora del día", tal y como indica Ángel Hernández, jefe de la Unidad de Medicina y Traumatología Deportiva del Grupo Hospital de Madrid.
Según este especialista, "es importante llevar ropa clara y holgada", que permita la transpiración y, si se practican actividades al aire libre, como el ciclismo o el atletismo, lo ideal es elegir recorridos frescos, sombreados y, si es posible, que dispongan de fuentes de agua.
"Una hidratación adecuada es imprescindible, antes, durante y después de hacer ejercicio", apunta Federico Figueredo, traumatólogo deportivo del Hospital Universitario Quirón de Madrid, quien subraya la importancia de aportar líquidos con sales minerales para paliar los efectos de la sudoración y evitar la carencia de electrolitos.
Eso sí, una vez terminado el ejercicio, "no hay que intentar recuperar toda la deshidratación perdida en cinco minutos, sino que hay que hacerlo de forma progresiva", remarca Hernández.
Del mismo modo, también es clave realizar un adecuado calentamiento de los grupos musculares implicados en el ejercicio tanto antes como después de cada sesión y nunca hay que olvidar la protección solar. Todas las guías recomiendan usar gorras, gafas y cremas para la piel cuyo factor de control de la radiación ultravioleta sea al menos de 15.
-Fallo del 'termostato'
El principal problema al que se enfrentan los deportistas en verano es el golpe de calor, un trastorno que se produce cuando el organismo es incapaz de regular su temperatura interna. El ejercicio aumenta considerablemente la producción de calor del cuerpo, explica Figueredo. De hecho, si no funcionaran los mecanismos termorreguladores del organismo, la actividad física podría incrementar en un grado la temperatura corpora cada cinco minutos.
Generalmente, estos mecanismos funcionan de forma simultánea para paliar los rigores del calor. Sin embargo, en algunos casos fallan. Y, cuando la temperatura exterior es elevada y la humedad del aire es superior al 60% es mucho más probable que esto suceda.
En estas circunstancias, explican los especialistas, las gotas de sudor se evaporan con dificultad y el aire no es lo suficientemente fresco como para controlar el termostato interno, con lo que la temperatura corporal puede aumentar peligrosamente – incluso hasta los 41ºC– y provocar un problema grave.
El golpe de calor, de hecho, puede conducir a la muerte, por lo que, si al realizar ejercicio, se notan mareos, dolor de cabeza, irritabilidad o debilidad es necesario dejar la actividad física y refrescarse rápidamente.
Instalarse en la sombra y utilizar toallas húmedas e incluso hielo puede ser una buena opción para conseguir que el organismo vuelva a una temperatura adecuada, subraya Figueredo. Y, si el cuerpo no se recupera y se detiene la sudoración o aparecen síntomas neurológicos, como desorientación o la pérdida de conocimiento, es necesario llamar al 112.
Sobre todo, señalan los especialistas de medicina del deporte, hay que escuchar las señales del propio cuerpo y no forzar su capacidad hasta la extenuación. "La sed es un magnífico indicador. Si uno tiene sed mientras hace deporte, tiene que parar y beber, nunca forzar el organismo", subraya Figueredo.
Aunque pensemos lo contrario, concluye Hernández, el verano no es el momento de hacer más ejercicio, "sino la fecha para apostar por una actividad física menor, pero de más calidad".
**Publicado en "EL MUNDO"
Según datos del Ministerio de Sanidad, el año pasado murieron en España 15 personas a causa de trastornos relacionados con el calor. De ellos, la mitad estaban practicando deporte o trabajando al aire libre en las horas centrales del día –de las 12.00h a las 17.00h–, cuando las temperaturas son más altas.
Por eso, sobre todo en las regiones donde el calor es especialmente intenso, los especialistas recomiendan evitar esa franja horaria y salir a hacer ejercicio "a primera o a última hora del día", tal y como indica Ángel Hernández, jefe de la Unidad de Medicina y Traumatología Deportiva del Grupo Hospital de Madrid.
Según este especialista, "es importante llevar ropa clara y holgada", que permita la transpiración y, si se practican actividades al aire libre, como el ciclismo o el atletismo, lo ideal es elegir recorridos frescos, sombreados y, si es posible, que dispongan de fuentes de agua.
"Una hidratación adecuada es imprescindible, antes, durante y después de hacer ejercicio", apunta Federico Figueredo, traumatólogo deportivo del Hospital Universitario Quirón de Madrid, quien subraya la importancia de aportar líquidos con sales minerales para paliar los efectos de la sudoración y evitar la carencia de electrolitos.
Eso sí, una vez terminado el ejercicio, "no hay que intentar recuperar toda la deshidratación perdida en cinco minutos, sino que hay que hacerlo de forma progresiva", remarca Hernández.
Del mismo modo, también es clave realizar un adecuado calentamiento de los grupos musculares implicados en el ejercicio tanto antes como después de cada sesión y nunca hay que olvidar la protección solar. Todas las guías recomiendan usar gorras, gafas y cremas para la piel cuyo factor de control de la radiación ultravioleta sea al menos de 15.
-Fallo del 'termostato'
El principal problema al que se enfrentan los deportistas en verano es el golpe de calor, un trastorno que se produce cuando el organismo es incapaz de regular su temperatura interna. El ejercicio aumenta considerablemente la producción de calor del cuerpo, explica Figueredo. De hecho, si no funcionaran los mecanismos termorreguladores del organismo, la actividad física podría incrementar en un grado la temperatura corpora cada cinco minutos.
Generalmente, estos mecanismos funcionan de forma simultánea para paliar los rigores del calor. Sin embargo, en algunos casos fallan. Y, cuando la temperatura exterior es elevada y la humedad del aire es superior al 60% es mucho más probable que esto suceda.
En estas circunstancias, explican los especialistas, las gotas de sudor se evaporan con dificultad y el aire no es lo suficientemente fresco como para controlar el termostato interno, con lo que la temperatura corporal puede aumentar peligrosamente – incluso hasta los 41ºC– y provocar un problema grave.
El golpe de calor, de hecho, puede conducir a la muerte, por lo que, si al realizar ejercicio, se notan mareos, dolor de cabeza, irritabilidad o debilidad es necesario dejar la actividad física y refrescarse rápidamente.
Instalarse en la sombra y utilizar toallas húmedas e incluso hielo puede ser una buena opción para conseguir que el organismo vuelva a una temperatura adecuada, subraya Figueredo. Y, si el cuerpo no se recupera y se detiene la sudoración o aparecen síntomas neurológicos, como desorientación o la pérdida de conocimiento, es necesario llamar al 112.
Sobre todo, señalan los especialistas de medicina del deporte, hay que escuchar las señales del propio cuerpo y no forzar su capacidad hasta la extenuación. "La sed es un magnífico indicador. Si uno tiene sed mientras hace deporte, tiene que parar y beber, nunca forzar el organismo", subraya Figueredo.
Aunque pensemos lo contrario, concluye Hernández, el verano no es el momento de hacer más ejercicio, "sino la fecha para apostar por una actividad física menor, pero de más calidad".
**Publicado en "EL MUNDO"
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