Bailar sienta bien hasta en el embarazo. No sólo porque sirva de vía de escape ante situaciones de estrés y ansiedad, sino porque ejecutar determinados movimientos mejora el estado físico durante la gestación y sirven para estar en óptimas condiciones en el momento de dar a luz. Por ello, desde el Hospital Quirón de Madrid, dentro de los cursos de preparación al parto se ha incluido un apartado especial que contempla la danza del vientre como un elemento más, junto a la práctica del pilates o el yoga. El equipo de matronas del centro que imparte este programa a lo largo de toda la gestación, y además cuenta con clases teóricas tanto para el padre como para la madre sobre los cuidados del bebé, subraya 'que ayudan a tonificar y reforzar la musculatura de la mujer', explica María Teresa Osa, una de las coordinadoras del programa.
Osa destaca que a la hora de realizar la danza se escogen los movimientos más adecuados, aquellos que se refieren a los lunares, que son 'extremadamente suaves y de bajo impacto, tanto para la madre como para el feto'. Este baile está indicado para mujeres cuyo embarazo se desarrolle con normalidad y siempre bajo supervisión especializada, ya de tipo médica o enfermera, y tras la consulta con un ginecólogo. Esta técnica es 'sencilla y divertida, y gracias al vaivén, el bebé se coloca dentro del vientre, lo que facilita el parto y beneficia a la pelvis', expone la matrona. Bailar antes y durante el embarazo permite a las mujeres, que así lo deseen, tener un parto natural cien por cien –sin necesidad de la utilización de la anestesia que proporciona la epidural–, ya que 'se pueden controlar las rotaciones del neonato en el momento del alumbramiento, así como se puede acortar el tiempo de dilatación, ya que ésta se lleva a cabo en menos tiempo y de forma más adecuada, como también un control mayor del dolor'.
Según el trimestre en que se encuentre la gestante, se escogen una serie de movimientos u otros. De esta forma, además, se controla qué necesidades tiene la mujer en cada momento. Durante los primeros meses, se pueden llevar a cabo la mayoría de los pasos, que ayudan a mejorar la zona del periné, el bajo vientre y la cavidad torácica. 'Desarollar una buena capacidad respiratoria es fundamental para afrontar el parto con un mayor control de la situación', añade Osa. Con la danza, las mujeres aprenden a respirar y controlar la musculatura corporal al mismo tiempo, clave en el alumbramiento. En el último trimestre, el bebé se siente arrullado por la música dentro del vientre materno, lo que disminuye y alivia las situaciones de estrés y ansiedad. En esta fase se evitan todos los movimientos que tienen repercusión en la zona abdominal, 'que ya ha sido ocupada por el bebé'. Otra de las propiedades es la adaptación de una buena postura y la disminución de los dolores de espalda, gracias al desarrollo y potenciación de los músculos más implicados en la sujección del feto, como son las lumbares y los abdominales. Otro punto de vista que Osa subraya 'es el concepto que se olvida muchas veces en esta fase, que es que la mujer embarazada puede sentirse sexy y con esta actividad también recupera este aspecto'.
**Publicado en "La Razón"
Revista Salud y Bienestar
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