Practicar la tranquilidad y el autocontrol para evitar los conflictos de pareja

Cuando se inician discusiones de pareja, y no buscamos activamente soluciones, estos episodios comienzan a escalar en intensidad y frecuencia. Cuando eso sucede la relación se deteriora rápidamente, y se hace más complicado detener la tendencia.

En este artículo quiero mostrarte cómo revertir esta situación, y porque es tan importante que trabajes sobre tu mente, para crear fortaleza y serenidad para afrontar los desacuerdos con tu pareja. 

Diversos estudios han permitido examinar con más atención qué ocurre cuando una pareja discute. A pesar de que las observaciones que se han realizado, son perceptibles empíricamente, es interesante comprobar cómo los efectos de una discusión tienen repercusiones en la totalidad de nuestra experiencia.

Una investigación en particular, del Dr. John Gottman, de la Universidad de Nueva York, mostró que cuando se inicia una discusión de pareja, se produce lo que él llama “ruido psicológico” y que afecta nuestra capacidad de procesar la información así como también, la sensibilidad ante diferentes estímulos de la comunicación.

Para hacer las mediciones correspondientes se colocaron sensores en parejas que iniciaban una discusión. Se midieron algunos factores como el ritmo cardiaco, el tiempo de transmisión del pulso a los dedos, el nivel de conductividad de la piel, entre otros marcadores biológicos.

Se encontró que todos los niveles se aceleraban, pero lo más importante es que el efecto sobre el cuerpo es tan amplio, que se le denominó como “excitación fisiológica difusa”. Esto quiere decir, que nuestro cuerpo por completo vibra en una frecuencia determinada cuando discutimos. Esto hace que entremos en una zona de ruido psicológico.

Concretamente, cuando entramos en ese estado, nuestro cuerpo y mente no procesan bien la información que viene del exterior. Nuestro pensamiento y capacidad de raciocinio baja notablemente. Inclusive baja la capacidad de memorizar, por lo que cuesta más trabajo retener la información y responder de forma adecuada.

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Esto se agudiza, a medida que aumenta la intensidad de una discusión. Se llega entonces a un punto donde predominan las reacciones automáticas. A un estado más “primitivo”, a tener reacciones que aprendimos durante la infancia. Se podría decir que nos sumergimos en la inconsciencia, porque ponemos nuestra atención principalmente en los factores externos. Las personas que tienen constantes discusiones de pareja, no responden a los mensajes sutiles, no saben exactamente qué sienten frente a una crítica, no prestan atención a los mensajes del lenguaje no verbal, ni mucho menos pueden hilvanar conceptos que ayuden a solucionar los problemas. Estos descubrimientos son interesantes, porque confirman que las discusiones en sí, no resuelven nada. ¿Cómo podríamos llegar a solucionar algo si no estamos en condiciones de hacerlo?

Sin embargo, podemos llegar a mitigar los efectos que se producen en nuestro cuerpo, cuando practicamos la paciencia, pero sobre todo, estamos abiertos a cultivar la paz interior. El autocontrol, y examinarnos internamente nos permiten evitar y manejar una crisis de pareja. Incluso, en el momento en que estamos en medio de una discusión, el autocontrol nos permitirá tener consciencia de que no estamos en control total de las emociones. Eso es sumamente importante: ¿Quien toma consciencia de que no estoy en condiciones de encontrar soluciones? Ese rayo de consciencia es el punto de partida para controlarnos, y no perder la calma. La mayoría de las personas tienen dificultades para encontrar ese punto de inflexión.

Te reitero este concepto: Es un gran logro, el hecho de darse cuenta de que entramos en una fase donde la inconsciencia y el “ruido psicológico” hay tomado el control. Es importante, porque eso nos ayuda a tomar la decisión de detenernos.

Cuando veas que has caído en ese estado, detén la discusión. Ya no tiene sentido continuarla, si vamos a tener un comportamiento de ira, violencia y resentimiento. No vamos a conseguir absolutamente nada. El Dr. Gottman confirma con su estudio que pasado un cierto nivel de pulsaciones, la discusión pierde completamente su utilidad. Ya en 100 pulsaciones por minuto, no somos capaces de tener repuestas lógicas para nuestra pareja. Surge entonces la mente reactiva.

Ya lo sabes. Practica la tranquilidad mental. Para lograrlo, puedes meditar, hacer ejercicio, sesiones de relajación, etc. Lo importante es que entrenes tu mente. Con eso no quiere decir que ya no te ofuscaras en una discusión. Pero lo que sí conseguirás es llegar a un punto donde tu consciencia se hará presente en medio de una discusión llena de ira. Entonces estarás en condiciones de detener el torrente de emociones negativas, y hacer una pausa en la discusión. Vas a encontrar el momento de pedir perdón, perdonar y encontrar solución a tus conflictos de pareja.

Roberto Doussang
Escritor del Reporte:
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