Como he comentado anteriormente, estoy haciendo prácticas en quirofano y ahora que ha pasado una semana, quiero contaros mi primera impresión.
Todos hemos visto series de médicos, donde se hacen grandes cirugías y los cirujanos se enamoran mientras operan. Pues bien, ya puedes borrar todas esas imágenes de la cabeza porque sino no tendrás las expectativas adecuadas.
Yo tenía una idea de quirofano un poco mitificada, supongo que por culpa de estas series, de mi imaginación y de buscar por internet. Ahora he visto que no es tan divertido como lo pintan (almenos para mi).
Para empezar, y sin ánimo de ofender a los urologos, me ha tocado quirofano de urología y sinceramente es la última especialidad que quería ver. Mi ilusión era ver cirugía general, ginecología o trauma, justo donde están mis compañeras (tengo mala suerte hasta por eso). Cuando la supervisora me asignó el quirofano de urología me llevé mi primera decepción. Sé que no debía despreciar una especialidad como esta, pues gracias a dios que existe la urología y pueden tratar todos los problemas que da esta parte de la anatomía. Pero claro, cuando tu vas con unas expectativas tan altas, después de ver al Dr. Sheperd operando cerebros en Anatomía de Grey, pues te desilusionas un poco.
Aún así, quise darle una oportunidad. Pensé que hubiese sido peor que me tocara cirugía menor y intenté buscar la motivación en urología. Busqué información del tipo de intervenciones que se hacían y vi que eran más de las que creía. Me animé un poco y al día siguiente fui más motivada a ver que intervenciones me esperaban.
El primer día fueron todas prostatectomias transuretrales (RTU) y el segundo y el tercero también. Estaba ya un poco harta de ver esta intervención, con todos los respetos. Es una intervención que no tiene mucho misterio: meten un tubito de hierro por la uretra por donde insertan el instrumental y es como si fuera un sondaje vesical. Cuando tienen el instrumento dentro, se conecta la camara al monitor y van extirpando la próstata, por lo tanto, no ves nada. No es la típica cirugía abierta donde ves “sangre y hígado”, que siendo sinceros, cómo alumno en prácticas, esperas ver eso.
Entonces estaba ya un poco desanimada de ver tanta RTU y más cuando mis compañeras me contaban sus intervenciones (cesareas, páncreas, intestino, vascular, trauma, plástica…), o sea, no tenía nada que ver con lo que veía yo.
Otro inconveniente que vi los primeros días en urología, es que las RTU no se hacen bajo anestesia general, entonces no veía intubar ni nada de anestesia, solo la raquídea que ya había visto trabajando de auxiliar. Tampoco se instrumentaba como tal, pues es una intervención que apenas necesita instrumental, así que tampoco se parecía a la imagen que tenía yo de un quirofano.
Entonces llegó el día de mi primera intervención más seria: una nefrectomía (extirpación del riñón). Aquí si que la enfermera instrumentista preparo las mesas con 50.000 instrumentos que yo no sabía ni lo que eran. En aquel momento me acojoné y pensé que yo sería incapaz de instrumentar hoy por hoy. En la universidad no te enseñan instrumental ni instrumentar, así que no sabría ni como empezar. Para mi, el máximo objetivo como alumna de prácticas era llegar a instrumentar pero de verdad que no me veo capaz. Tu ves todos los instrumentos allí encima y parecen iguales, además, tu como instrumentista tienes que anticiparte a lo que necesita el cirujano y yo no podría anticiparme.
Pues bien, empieza la intervención, ponen la anestesia general, intuban y ya me empiezo a animar, eso ya se parece más a la imagen que yo tenía de quirofano. Cuando empieza la intervención, que es por laparoscopia, intentaba fijarme en la anatomía mirando el monitor, pero no sabía identificar qué estaba viendo. A la vez quería fijarme en el instrumental, pero por mucho que me fijaba, me sonaba todo a chino. En este momento sentí desesperanza. Me aconsejaron que preguntara, pero la verdad no sabía ni qué preguntar, no quería ser un estrobo, pues los cirujanos y la instrumentista estaban muy concentrados en la intervención.
Realmente esta semana me he sentido inútil. Ya de por sí soy un poco insegura, pero cuando he hecho prácticas en planta, al segundo día ya iba tranquila, segura y confiada y hacía todo lo que me dejaban hacer. En quirofano llevo 5 días y siento que no se hacer nada y que no aprendo, y tengo miedo de no progresar. Esto me hace estar muy insegura y no tengo nada de iniciativa, pues no se que debo hacer. Siento que quiero hacer cosas pero a la vez no quiero meter la pata y me quedo esperando a que me digan lo que tengo que hacer y se que esta no es una buena actitud, pero no se que más hacer.
Lo que más me gusta es el recibimiento del paciente, poder hablar con él y ponerle la vía (es la única técnica que hago). Con suerte abro algún paquete estéril o ato la bata de los cirujanos y poco más.
La verdad es que me aburro bastante, pues cuando has hecho el recibimiento del paciente y empieza la operación, poco queda por hacer. Me quedo de pie viendo la intervención o viendo como instrumenta la enfermera, pero no me gusta estar en segundo plano, quiero hacer cosas pero no se que cosas hacer y esto me crea un conflicto interno que no veas.
Otro tema que se me hace duro es el estar de pie las ocho horas. Mis piernas acaban hechas polvo y se me hace muy, muy, cansado. Además, apenas podemos desayunar, nos escapamos diez minutos entre dos intervenciones y creo que es escaso.
Seguramente, cuando llevas años trabajando en quirofano y dominas, es muy divertido pero hoy por hoy, he de decir que quirofano me aburre y no me gusta. No se qué pasará de aquí unos días, puede ser que me guste más cada día, o menos, ya os iré contando.
Concluyendo, si eliges quirofano esperando hacer muchas técnicas y no aburrirte ni un minuto, no lo elijas. Elige otros servicios como por ejemplo urgencias o UCI. Yo por ejemplo, solo disfruto en el momento de recibir el paciente y poner la vía, y eso es el pan de cada día en urgencias y te pasas el turno haciendo esto, entonces diversión las ocho horas.
También es cierto que pienso que quirofano es un servicio que hay que ver si o si, puede ser que jamás tengas oportunidad de entrar en uno y es una gran experiencia. Es muy interesante de ver todo el tema de la esterilidad y instrumental, que no ves en otro servicio, pero pienso que las practicas en quirofano son más de observación que de intervención.
Pros:
– Ver las cirugías, que no puedes ver en ningún otro servicio.
– Aprender a respetar la esterilidad.
– Aprender instrumental.
– Ver anestesiar y intubar.
– Mejorar conocimientos de anatomía.
– Saber a donde va cada drenaje.
– Pones muchas vías y sondajes vesicales y nasogastricos.
Contras:
– No puedes coger soltura en seguida.
– No tienes la base teórica, no conoces los instrumentos.
– Durante la operación, si no te dejan instrumentar, no haces muchas cosas.
– No hay comunicación con el paciente.
– Estas muy encerrado.
– Muchas horas de pie.
– No puedes salir del quirofano con el uniforme y los suecos.
– Puedes tener sentimientos de inseguridad.