Mis segundas prácticas de enfermería las hice en cuidados paliativos y quedé muy contenta. Quiero explicaros como fue la experiencia porque sé que mucha gente de entrada no pide este tipo de servicio.
Los cuidados paliativos pueden estar integrados en una planta hospitalaria, en un centro sociosanitario o a domicilio. En mi caso, era un centro sociosanitario, donde además había convalescencia y geriatría. La planta de cuidados paliativos era muy diferente a las otras y contaba con las mejores instalaciones.
En este rotatorio podía elegir plantas hospitalarias por primera vez, porque el anterior era exclusivo de geriatría. Sabía que eligiendo paliativos seguramente no vería tantas técnicas como mis compañeros de planta pero tenía muchas ganas de conocer el mundo de paliativos, pues en el hospital donde trabajo no hay y nunca había estado.
Desde el minuto uno me encantó, el personal era muy humano y estaba formado por dos enfermeras, dos auxiliares y dos doctoras. Se desvivían por sus pacientes y muy importante: por sus familias. Los cuidados paliativos son distintos, se enfocan mucho a las familias también. Incluso, lo que más me gustó, es que en cada habitación había una cama extra para la familia y creo que es un gran gesto. Así la familia puede pasar con su familiar paliativo sus últimos días de vida.
¿Qué se hace?
Un día normal en cuidados paliativos empezaba con el reparto de medicación. A diferencia de geriatría, todos los pacientes llevaban medicación intravenosa y algunos, bombas con sedación. Estaba contenta de poder aprender por fin el manejo de las vías intravenosas y la medicación correspondiente, pues hasta aquel momento no lo había hecho y pensaba que en este período tampoco, así que fue una gran sorpresa.
Después de repartir la medicación, ayudamos a las auxiliares con las higienes y después hacíamos curas o otras técnicas que se requerían. Las curas también eran interesantes, recuerdo una que me marcó mucho de un cáncer de mama que estaba extendido en forma de úlceras por la piel de las dos mamas y el abdomen.
Otra técnica que hice mucho es la de pinchar el reservorio venoso o gripper. La mayoría de pacientes paliativos son de oncología y casi todos llevaban el reservorio. Esto fué muy interesante, porque en el entorno hospitalario no se suelen ver mucho los grippers.
También puse algunas sondas nasogástricas, ya que algunos pacientes presentaban vómitos fecaloides y también bastantes sondas vesicales. Así que la parte de técnicas quedó más que cubierta y eso que pensaba que no haría ninguna. Por este aspecto ya estaba muy contenta.
No solo fueron las técnicas que me gustaron, lo que más me gustó fue el trato tan cálido con el paciente y su familia, es inexplicable. Se crea un vinculo muy bonito, donde las familias se apoyan mucho en las enfermeras y les transmiten sus dudas, sus miedos y sus sentimientos. Creo que el papel de la enfermera de paliativos es especial. Ver como una familia cuenta tanto contigo, creo que es una de las mejores sensaciones que puede explicar una enfermera. El vinculo que se creaba era tan fuerte, que días después de que el paciente falleciera, casi todas las familias volvian a darnos las gracias.
La muerte
Si es cierto que todos los pacientes que tuve terminaron falleciendo. Unos más rápido que otros, pero la mayoría no fue en cuestión de días, sino de semanas. Semanas que permitían crear un vinculo con las familias y el paciente y que en el momento de su fallecimiento, también te dolía.
Hubo casos muy especiales, pacientes a los que cogí mucho cariño. Por ejemplo, había dos pacientes de 30 años con tumores cerebrales. Era muy triste ver como pacientes tan jóvenes se apagaban día tras día. Otros pacientes dejaban hijos muy jóvenes y es tan injusto ver como estos niños se quedarían sin padre o sin madre, pero nosotros ya no podíamos hacer nada más que procurar una muerte lo más confortable posible. Esto se hacía ajustando al máximo la medicación necesaria para que no sufrieran y sobretodo, se hacía con la parte humana, brindando el mejor apoyo y confort.
Estas prácticas me permitieron ser una enfermera más humana, me enseñaron mucho del trato con el paciente y su familia y sobretodo, me descubrieron una especialidad que creo que es para mi. Desde aquellas prácticas que planteo dedicarme a los cuidados paliativos o a la oncologia, porque de todos los servicios que he probado, este es el que se ajusta más a mi.