En nuestra vida cotidiana hay momentos, quizá con más frecuencia de la que nos gustaría en la que sentimos que la presión nos acosa y ya no podemos más. Quisiéramos dejar todo y escapar pero... no podemos.
Así que sin necesidad de tener que retirarnos como ermitaños a una montaña aislada podemos utilizar una técnica sencilla y práctica que nos puede ayudar a manejar con más flexibilidad esa tensión del día a día y lo mejor es que podemos hacerlo en cualquier sitio que estemos y no toma mucho tiempo.
Eso si es importante practicarla con regularidad y constancia para poder disfrutar de sus resultados.