Praga es una ciudad hermosa y tiene algo especial que la hace única. Creo que debe ser una de las pocas ciudades en el mundo sobre la que hay unanimidad sobre esta idea, aunque suene algo cliché. Puedo estar equivocada y puede ser que a alguien le haya parecido una ciudad no tan linda, pero me cuesta creerlo. Sobre todo porque cuando llegué a Praga pensé que no me iba a sorprender, que me iba a encontrar con otra “ciudad europea” más, pero no fue así. Praga nos encantó a pesar de no poder recorrerla tanto como nos hubiera gustado. Muchos le escribieron cartas, poemas y cuentos, muchos la utilizaron como escenario de sus novelas y muchos hechos de la historia se desarrollaron en su suelo. Es una ciudad para visitarla más de una vez y para seguir descubriendo cosas.
Uno de los emblemas de la ciudad es su reloj astronómico, construido por el maestro Hanuš en 1410. Cuenta la leyenda que los concejales de ese entonces lo consideraron tan hermoso y espectacular que temieron que el maestro fuera a construir alguno similar en otroa ciudad europea. Para evitar eso, lo mandaron a cegar y se aseguraron que ya no podría hacerlo.
Cada vez que el reloj marca una hora, ocurre un espectáculo que cientos de visitantes esperan ansiosos para ver, fotografiar y filmar. En una de las guías habíamos leído que “12 apóstoles se inclinan en dos ventanillas, debajo de un alero, reanimando al mismo tiempo las figuras ubicadas a ambos lados. Verás a la Muerte repicando una campana, al Turco negando con la cabeza, al Tacaño sujetando un bolso de dinero y un Vanidoso mirándose en un espejo. Todo el espectáculo concluye con el cantar de un gallo de oro y el repique de una robusta campana, en lo alto de la torre”. Pero nosotros no vimos nada de eso. Solo se asomó un personaje y nada más. Creo que debemos volver en otra oportunidad.
El reloj astronómico se encuentra en uno de los laterales del ayuntamiento, en la Plaza de la Ciudad Vieja.
Uno de los sourvenirs que más se venden por la zona: el reloj.
Por 2 euros es posible subir a la torre del reloj y tener unas hermosas vistas de la Plaza de la Ciudad Vieja y, sobre todo, de uno de los edificios que más me gustó de la ciudad: la Iglesia gótica de Nuestra Señora de Tyn. Esta iglesia fue construida en el siglo XIV y tiene dos torres negras con varios conos en punta que me fascina. Como está ubicada en el barrio viejo de Staré Město, se encuentra rodeada por casas bajas y esto hace que sus torres sean visibles desde varios puntos de la ciudad.
Se puede subir por escalera o por ascensor. Si van por la escalera tienen la posibilidad de observar una muestra de fotos históricas sobre la torre y los distintos efectos que sufrió durante las guerras.
Dino persigue a Tahiel y Tahiel persigue a una paloma.
Arte callejero.
Algunos datos más sobre el famoso reloj.
- Es el único en el mundo que puede medir la “hora babilónica”, usada en magia y alquimia.
- El reloj está formado por una parte superior y otra inferior. La superior tiene un anillo exterior, donde están representados los signos del zodíaco (anillo zodiacal). En el interior de este anillo hay un círculo donde se indica la hora europea en números romanos, las horas como se indicaban antiguamente en Bohemia (una de las tres regiones que componen República Checa), y la hora babilónica, en números arábigos. En la parte inferior se encuentra el calendario circular, donde se representan los meses del año con figuras relacionadas con las cosechas.
En el próximo post, más imágenes e historias de esta hermosa ciudad.
Información útil
Para llegar a la Plaza de la Ciudad Vieja y al reloj: metro línea A, estación Staroměstská. Tram líneas 17 y 18, parada Staroměstská.
El precio es de 2 euros.
Si suben a la tarde, la luz es ideal para fotografiar la Iglesia de Tyn, pero no el Castillo de Praga y la Iglesia de San Vito.
El ingreso está incluido en la Prague Card, una tarjeta de 2,3 y 4 días que incluye transporte y varias de las entradas a los principales atractivos de la ciudad.
Pueden conocer más sobre la ciudad en el sitio web oficial de turismo.
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