Revista Diario

Praga día 4

Por Dolega @blogdedolega

Estoy escribiendo este post en el avión de vuelta a tropecientos metros de  altura y ¡Mola!

Nos levantamos temprano, porque hoy es día de sinagogas y ver lo que nos queda.

El Consorte se mete uno de sus desayunos “continentales”. Yo uno de los míos y nos ponemos en camino. A medida que los días han ido avanzando van siendo más fríos. Cuando llegamos hacía calor, ahora hace fresco tirando a muy fresco.

Nos plantamos en el sitio de las Sinagogas a primera hora porque queremos verlas con tiempo y tranquilidad. Vamos a comprar las entradas y resulta que si pagas con tarjeta tiene un 5% de recargo.

-Vale pero que te apliquen el 15% de descuento que tenemos por venir con la tarjeta Praguecard, que no sirve para nada.

-Que dice que él no tiene la máquina para aplicarme el descuento. Que es en otra sinagoga aquí al lado.

Praga día 4

Nos vamos a la sinagoga de al lado, hacemos un cuarto de hora de cola, llegamos a la ventanilla y nos atiende una mujer que vivió en directo la expulsión de los judíos por los Reyes Católicos y nos dice que ella nos aplica el descuento pero que no acepta tarjeta de crédito. Nos pregunta que si queremos tomar fotos en el Cementerio Judío, que cuesta 40 coronas (uno y pico euros). Le digo que por supuesto que no.

-Siento que nos están vacilando, Consorte.

Compramos las entradas y empezamos nuestro recorrido Hebreo. No se pueden hacer fotos en el interior de las sinagogas. Solo se pueden tomar fotos en el cementerio y si has pagado.

Bueno pues vamos a exponernos…

Praga día 4

Vecino, te ahorraste unos euros.

Praga día 4

Hasta lo que llevo visto, me parece carísimo los casi treinta eurazos por persona que han costado las entradas.

Entiendo que para una persona de religión judía, son sitios muy especiales pero como visita turística no merece la pena.

Menos mal que la cosa se arregla al llegar a la sinagoga española. Si es que luego decimos, pero cuando nos ponemos, la verdad es que lo bordamos, sobre todo a la hora de gastar dinero.

Praga día 4

Praga día 4

Praga día 4

Me lio a tomar fotos, hasta que se me aparece la Srta. Rotenmeyer en versión checa y me advierte que dentro no se pueden hacer fotos, coño.

-Vaaaale.

Llegamos y nos dicen que el museo está cerrado, que perdonemos las molestias. No dicen nada del cabreo moruno del consorte.

Salimos totalmente decepcionados del recorrido. Así que para quitarnos el mal sabor de boca, nos vamos a ver lo que nos queda que ya no es gran cosa.

Se hace la hora de comer y hoy me toca a mí escoger. Después del Mongol de ayer, nos vamos a uno de comida checa Llamado “Lokal” que recomiendan en todas las guías y lo ponen muy bien.

Praga día 4

La comida está buena, nada del otro mundo, pero buena, pero como se puede ver en las fotos, las raciones son bastante escasas. El precio de lo visto 25€. Ojo que no hay postres ni café.

Praga día 4

Ensalada mixta con pollo. Bastante pimiento y pepino y poco pollo

Praga día 4

Goulach checo. Estaba realmente bueno, pero casi era un aperitivo.

Praga día 4

Roast beef. Un poco extraño con la salsa y eso, pero estaba realmente bueno.

Praga día 4

Especie de miga de pan de sabor neutro. Nosotros hicimos barquitos con ella en las salsas...

El sitio está bien pero sin ser nada del otro mundo. Yo lo recomendaría relativamente. Comemos, bebemos y nos vamos a seguir la excursión.

Praga día 4

Monumento a Kafka

Praga día 4

Café Kafka

Como en esta ciudad, los servicios tienes que pagarlos y el papel higiénico es de los años setenta, hemos logrado un círculo maldito. A saber:

-Me hago pis

-Pues entramos aquí, nos tomamos algo y vas al baño.

-Vale

-¡Camarero! Dos cervezas, si de las grandes.

Media hora después.

-Me hago pis

-Pues entramos aquí, nos tomamos algo y vas al baño…

Claro, eso no hay bolsillo ni hígado que lo aguante. Así que decidimos que había que romper el maleficio.

-Me hago pis.

-Pues cuando te hagas mucho, mucho, me lo dices y vas a uno público.

-Me meo directamente.

-Vale ahora sí, toma.

-Ufff estaba ya que no podía más

-¿El Cambio?

-¿Qué cambio?

-El de las cincuenta coronas que te he dado para el baño

-No no, me has dado 10 coronas.

-No no, te he dado 50 coronas y el baño vale 10.

-Pues yo le he dado la moneda a la mujer de la garita y he salido escopetada al baño.

-Vale. Ya has ido al baño 5 veces.

-Vete a paseo.

Juro que entre las ganas que tenía de hacer pis y que no tenía puestas las gafas…

Seguimos haciéndonos la maratón de Praga. Sube torre, baja torre, mira monumento, mira cosas, camina….

-Te invito a merendar.

-Vale pero a un sitio guay. No me lleves a sitios cutres, que me deprimo.

-Vaaaaaale.

Praga día 4
Praga día 4

Praga día 4

De chocolate, nata de cerezas.... De muerte.

Después de una merienda como Dios manda. Le comunico al consorte que nos tenemos que quedar hasta altas horas de la noche en el puente de Carlos porque quiero tomar las fotos nocturnas.

-Vale,  las haces y te llevo a cenar a un sitio romántico.

-¡Vale!

Cuando son las siete y cuarto de la tarde y estamos sentados en la plaza de la torre del reloj, punto central de esa ciudad, me pongo a ver el mapa que nos han dado con todo lo que hay que ver.

-¡Consorte! ¡Que nos falta una cosa super importante!

-¡Qué!

-El Niño Jesús de Praga.

-¡Joder es verdad, es por culpa de la puta tarjeta esa que compraste que no sirve para nada!

-Es porque se nos ha pasado y punto. Pero ya no llegamos. Cierran a las ocho.

-Si llegamos. De aquí allí no hay ni tres kilómetros. Venga vámonos.

-No vamos a llegar, ya lo verás.

Salimos literalmente corriendo de la plaza del reloj hacia el Puente de Carlos por entre la multitud pero claro, mis piernas no me responden como a Usain bolt, así que a los veinte metros le digo al consorte que corra él que yo lo sigo a paso rápido. Que si acaso secuestre al cura para que no cierre la iglesia.

Correr por el puente de Carlos es literalmente imposible porque con la cantidad de gente que hay, se parece más a una procesión que a un puente, así que logro pillarlo.

-Dime la calle exacta donde está la iglesia, a ver si encuentro un camino más corto.

-¡Que cachondo! No he podido aprender a decir ni gracias, como para decirte el nombre de la calle.

Entramos en una oficina de información de turismo que ya está cerrada, pero dentro hay una amable señorita de unos tropecientos años.

-¿Por favor la ruta más corta para ir a ver el Niño Jesús de Praga? (en inglés)

-¿De donde son ustedes hijos?(en inglés)

-Españoles. (miro el reloj y son las ocho menos diecisiete)

-Ahhh España, España. Yo hablo español (con un fuertísimo acento checo que me recordaba a las películas de James Bond en las escenas, que hablaban los espías comunistas, con esas errrrrreess y esas jjjjjjotasssss)

-Te explico jovensita, tienesss que seguirrrr por la calle que está a mis espaldasss y antes de lllegarrrr al final (pausa teatral, yo a punto de ahorcar a la mujer)girrras totalmente a la issssquierrrda y bajjjjjas toda la calle (en este punto el Consorte se había ido corriendo con cara de “No tengo tiempo para piradas”. Yo seguía allí escuchándola porque estaba cogiendo resuello para empezar otra vez mi marcha ligera) hasta que vvveas una pequeña iglesia. ¡¡¡Allí está nuestro querrrridísssimo Niño!!!!

-Vale, adiós y gracias.

Mientras medio corría me preguntaba si esta mujer no sería la típica que en la época comunista, era la encargada de ensalzar las virtudes del líder frente a las multitudes, porque lo hacía igualito.

Enfilo la calle y veo al Consorte al fondo que me indica con el brazo donde es. Le digo con gestos que entre él y no me espere. Yo intento correr, pero mi titanio no es suficiente para mis piernas.

“Más te vale que me esperes para verte la cara, porque si no me voy a cabrear mucho Ehhhhhh” Y claro que si, ¡Cómo no me iba a esperar!

Praga día 4

Praga día 4

Salimos ya relajados. Le recriminé al Consorte que no hubiera escuchado el discurso en español de su amiga y volvimos sobre nuestros pasos hacia el Puente de Carlos. Ya había pasado tantas veces por él, que estaba considerando la posibilidad de poner un puesto de venta de algo y eso.

Nos sentamos a esperar a que anocheciera para las fotos.

Mientras, El Consorte dijo que no meaba ni una vez más pagando así que se aguantaba hasta que fuera necesario. Yo como no tenía ganas…

¡Cada uno se machaca como quiere, oiga!

Llegó más ó menos la noche. Tomé unas cuantas fotos y las carreras del día empezaron a pasar factura. Eran casi las diez de la noche.

Praga día 4

Praga día 4

Praga día 4

-Venga vámonos a cenar, que es tarde.

-¿No quieres tomar más, cuando sea más de noche?

-No, estoy realmente cansada.

-Ok. Vamos a nuestra cena romántica, que está aquí al lado.

Praga día 4

-Deme dos menús uno

-Así que esta es tu cena romántica ehhh un hot dog y una hamburguesa.

-¡yo no quiero Hamburguesa!

-Ehhh, Ehhh No, yo quiero dos menús uno.(en inglés)

-Me has pedido un menú dos (en checo y con gestos)

-No no, te he pedido dos menús uno.

-ME HAS PEDIDO UN MENÚ DOS

y por los gestos y los gritos, vaya usted a saber cuantos recuerdos a su madre, padre y a mi honorabilidad como esposa.

-Consorte, ten cuidado que esta sale del chiringo y te infla a bofetadas.

Praga día 4

-Pídele una servilleta más.

-¡¡¡¡Y una mierda!!!

De repente aparece una parejita joven hablando español.

-Tener cuidado, que esta tiene una mala baba que flipas.

-¿Si? Oye gracias por decírnoslo.

Y allí que nos quedamos en la calle con los hot dog versión checa hablando con estos chicos, y nos enrollamos y les decimos lo de las sinagogas y ellos nos cuentan que vienen de Budapest y de Eslovaquia y son muy simpáticos.

-Bueno chicos, que son casi las once y nosotros todavía tenemos que coger el metro y yo tengo un blog y tengo que postear.

-¿Tienes un blog? ¿Qué guay y cómo se llama?

-Dolega.es

-Ahhh pues en cuanto lleguemos al hotel entro a verlo.

-Pués que sepas que mañana cuando llegue a casa y postee lo de esta noche, saldrás tú.

-¿En serio? Pero de que tienes el blog, ¿de viajes?

-No que va, es de… Bueno un poco de todo, de lo que pasa ó de lo que pienso. Bueno lo mejor es que entres y lo ves.

-¡vale!

Nos despedimos de la parejita que nos dio toda la impresión de que iban de luna de miel, y nos fuimos arrastrando al metro para llegar al hotel.

A las dos y media de la mañana, Dolega cayó hacia atrás en la cama y entró en su último sueño en Praga.


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