Revista Viajes

Praga, ese antiguo encanto del art deco

Por Constanza @lamaletadecon
 Dije en algún sitio que Praga tiene el encanto de no acusar recibo de la última mitad del siglo XX. Los años del comunismo, más allá de connotaciones políticas, han permitido no destrozar el espíritu de la ciudad, mantener indemnes sus monumentos, y dejar en pie, tal cual se construyeron las maravillas de las primeras dos décadas del siglo XX.
PRAGA, ESE ANTIGUO ENCANTO DEL ART DECO
Una vez liberados de los austríacos, los checos recobran un espíritu nacional, unas ganas de encontrar un estilo propio. Surge el orgullo eslavo , y uno de los artistas que más han sabido retratar ese espíritu fue Alfons Mucha. Nacido en Moravia en 1860 , pero formado en Paris en los años en que el Art decó fue la expresión de una época de esplendor y alegría. Una vez acabada la primera guerra mundial vuelve a Praga y deja obras que  han dejado en la ciudad una huella indeleble. Porque si hay algo que se puede decir de Praga es que es una ciudad estiloza y no en el sentido vulgar del término, sino porque es una ciudad que alberga varios estilos, sin que uno se superponga sobre el otro.
 Así es que el art deco o art nouveaux o en su versión centro europea conocido como SECESSE no anula al barroco ni al rococó sino que viene a agregarse y a seguir enriqueciendo una ciudad tan imponente no sólo por su arquitectura sino por cómo se fue enclavando en el entorno , a lo largo de las dos riveras del Moldava.

PRAGA, ESE ANTIGUO ENCANTO DEL ART DECO

Arte urbano de otra época


PRAGA, ESE ANTIGUO ENCANTO DEL ART DECO

Ese encanto de otra época


Al Centro histórico de Praga le falta , afortunadamente, las intervenciones humanas de la segunda mitad del XX, y de principios del XXI que en cambio sí se dejan ver en las salidas de la ciudad a la periferia. Pero hasta ahí, no sobrepasa lo que es el extrarradio de la capital, ya que apenas uno se aleja más allá de los 20 km , aquello vuelve a ser la “Checoslovaquia” del comunismo. Poco ha invadido el Capitalismo las regiones que exceden la capital. A tal punto que la autopista que te lleva al sur( y nada menos las que conectan con Viena, dos ciudades tan unidas por la historia) sólo se extiende en 30 km, más allá de los cuales hay que morir en una simple carretera de doble mano, pasando por pueblos más o menos abandonados de la mano de Dios. De la misma forma, tampoco han penetrado las lenguas forasteras, ya que más allá de Praga difícil es encontrar gente que hable algo de inglés o alemán, ni siquiera en los confines con Austria.
 No obstante, esto da a la República Checa un encanto sociológico-político para comentar en otro post.

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