Revista Opinión

Precio del crudo: una cuestión de elasticidad

Publicado el 28 mayo 2010 por Jaque Al Neoliberalismo
Este artículo fue escrito por Javier Población, economista del Banco de España y profesor de CUNEF y de ESCP Europe, y publicado en El Economista. Interesa la vinculación que hace sobre el tema de la Elasticidad de la Demanda con respecto al petróleo y la actual crisis económica.
En esta última década, el precio del crudo, y por lo tanto el de todos los hidrocarburos, ha sufrido un incremento espectacular acompañado de un severo aumento en su volatilidad. En la actualidad, debido a la profunda crisis económica mundial en la que nos hayamos inmersos, tanto el consumo como la inversión se han reducido, con lo que el consumo de hidrocarburos también. Es por ello que su precio ha bajado situándose en la actualidad en torno a los 80 dólares el barril, no obstante, en el año 2007 este precio alcanzó los 150 dólares el barril.
Teniendo en cuenta este marco, una pregunta de crucial importancia para el devenir de la economía mundial en el futuro es hasta qué niveles podría volver a crecer el precio del crudo si se supera la actual crisis económica y vuelven los tiempos de bonanza. Responder a esta pregunta no es sencillo, sin embargo, vamos a tratar de dar algunas directrices que nos permitan, al menos a grandes rasgos, centrar la cuestión .

En primer lugar hay que señalar el hecho de que, desde el año 2001 hasta el 2007, el precio del crudo se multiplicó por ocho (pasó de 18 dólares el barril a 150 dólares) y, sorprendentemente, el consumo mundial de hidrocarburos no solamente no decreció sino que creció, en algunos años a tasas francamente altas.
Podríamos justificar este hecho sobre la base del descomedido crecimiento de ciertos países emergentes como China o India, pero la realidad fue que en los países de la OCDE, y en España en concreto, el consumo de hidrocarburos también aumentó. En términos económicos esto se denomina demanda inelástica al precio, es decir, en esos años la demanda no reaccionaba a cambios en los precios.
También hay que considerar el hecho de que durante esos años, muy probablemente debido a este espectacular incremento en los precios, los países productores de petróleo incrementaron su producción hasta prácticamente sus límites de capacidad. De nuevo en términos económicos la oferta fue elástica, reaccionó a los precios, pero sólo hasta al punto que le permitió su capacidad instalada y, al final, la oferta fue también inelástica.
Por ello, no es descabellado concluir que si se repiten, y es esperable que se vuelvan a repetir, años de bonanza económica, se deba asumir inelasticidad en oferta de hidrocarburos, incluso considerando el escenario de mayor capacidad instalada.
Adicionalmente, hay que considerar que las fuentes de energía alternativas al crudo como pueden ser otros hidrocarburos (gas natural, GLPs...), renovables, nuclear,... han demostrado en estos últimos años una limitada capacidad para sustituir al crudo.
El gas natural presenta las limitaciones inherentes a su estado gaseoso (caro transporte y casi imposible almacenamiento) y al hecho de ser también un hidrocarburo, las renovables están sujetas a los límites que les impone la naturaleza (con la tecnología existente y los precios actuales las células fotoeléctricas, los saltos de agua y los molinos de viento solamente son rentables en un número limitado de lugares), la nuclear no está exenta de peligros y, como estamos comprobando en los últimos tiempos, no es en absoluto popular...
Recordemos también que, desde hace más treinta años, la tasa de reposición de reservas de crudo es negativa, es decir, se consume más de lo que se descubre nuevo.
Por todo ello, no es descabellado concluir que, al final, lo que va a determinar hasta qué nivel va a llegar el precio del crudo va a ser la elasticidad de la demanda, es decir, la pregunta final se reduce a determinar hasta qué nivel los consumidores van a seguir consumiendo sin importarles los precios. Esto es, parece plausible que cuando vuelvan los tiempos de crecimiento económico el precio del crudo empezará a aumentar hasta que desde el lado de la demanda se empiece a consumir menos.
Cierto es que, según se incrementen los niveles de precios, nuevas fuentes de energía empezarán a ser rentables (habrá más renovables que empezaran a ser rentables a los nuevos niveles de precios, la nuclear dejará de ser impopular poco a poco cuando cale en la sociedad sus costes...).
Además, tampoco hay que desdeñar en absoluto el progreso tecnológico que es de esperar que tienda a una mayor eficiencia tanto por el lado de la oferta (menores costes de extracción del crudo, renovables más abundantes y baratas...), como desde el lado de la demanda (procesos energéticos con menos consumo...). No obstante, según demuestra la experiencia reciente, esto no serán más que pequeños respiros para los precios en su imparable escalada.
Las preguntas realmente importantes serán por lo tanto: ¿hasta qué nivel de precios el consumidor particular dejará de coger el coche para ir a trabajar o para irse de viaje los fines de semana? ó ¿a qué precios este consumidor particular pondrá menos la calefacción o el aire acondicionado? ó ¿hasta cuanto aguantarán los precios de las manufacturas las subidas de los precios energéticos? Es decir, al final todo va a ser una cuestión de elasticidad en la demanda, no solamente de hidrocarburos sino de todo bien manufacturado, pues los procesos industriales son altamente intensivos en energía y, además, los lugares de producción están cada vez más alejados de los lugares de consumo, con lo cual el coste de transporte es cada vez más relevante.
De nuevo, responder a estas preguntas no es sencillo, sobre todo en los países desarrollados donde la sociedad del bienestar se ha impuesto de una manera irreversible; pero es aquí donde está el quid de la cuestión , no en el lado de la oferta que, al menos en el corto-medio plazo, ya está muy estudiada y se tiene muy acotado hasta donde puede dar de sí.
Para concluir, y dado que no dispongo de una bola de cristal, me voy a contentar con decir que esta elasticidad de la demanda va a estar muy condicionada por cómo se salga de la crisis a nivel mundial, es decir, por cuánto sea la tasa de crecimiento del PIB, la evolución del paro,... en estos periodos de expansión futuros.
Sin embargo, hay que considerar que esto es una pescadilla que se muerde la cola, pues cómo y de qué manera será el crecimiento futuro también estará muy influido por el nivel de precios del crudo.

Lectura: ¿Qué es la Elasticidad de la Demanda?
Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización

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