Es alucinante cómo se puede convertir un espacio oscuro y sombrío en otro brillante y luminoso cambiando la paleta de colores de paredes y muebles. Este sótano a continuación es sin duda un buen ejemplo de cómo el color blanco da amplitud, sensación de limpieza y orden a un espacio.
La vivienda está en Valencia y el piso en realidad es el sótano de un chalet, que un matrimonio joven con hijas pequeñas quería transformar, de bodega a “mini-piso” para poder pasar las vacaciones con los abuelos, que viven en el piso de arriba, pero con algo más de privacidad que si comparten todos la misma casa. El espacio común se dividió en una zona de estar, una zona de juegos, una zona de trabajo y una zona de preparación de biberones para las mas pequeñas de la casa y de cafés para los más mayores, pero no para cocinar ni hacer grandes elaboraciones.
De la reforma se encargó el equipo de arquitectura e interiorismo trés studio, (besazos a Diana y Mar que además de hacer un trabajo estupendo de lo suyo, son buenas amigas de este blog :) ).
En la reforma se reciclaron muchos elementos, a los que por supuesto se les dio una mano de pintura blanca y otros fueron hechos a mano o a medida para que el interiorismo tuviera ese carácter personal, (árboles pintados en la zona de juego de salón y habitación de las niñas, por ejemplo). Se combinó el blanco con la madera natural y para aportar frescor, detalles mint y rosa. Al final del post os he puesto los enlaces directos a las fotos del antes y el después, no os las perdáis. Es una reforma de 10! ¡Feliz jueves!
Vía: três studio, parte 1, parte 2, parte 3, parte 4 Fotos: Katia Dasí