
Dan Trachtenberg es ahora mismo el director a los mandos de la franquicia de Predator, y lo hace con un espíritu de serie B que me parece digno de aplauso. Tras la entretenida Predator: La presa (2022) y la animada Predator: Killer of Killers (2025) -ambas disponibles en Disney Plus- Trachtenberg estrena en cines Predator: Badlands (2025), nueva entrega del universo creado por Jim y John Thomas en la mítica película de terror y ciencia ficción de 1987. Si ya hemos visto unas cuantas veces el esquema del cazador alienígena que llega a la Tierra para acosar y matar a un grupo de humanos, en diferentes escenarios y épocas, aquí la cosa cambia radicalmente. El protagonista esta vez es el depredador, Dek (Dimitrius Schuster-Koloamatangi), lo que supone un cambio radical de perspectiva. Eso sí, nos deja sin una máscara tan chula como la que creó en su momento Stan Winston, ya que hacen falta los efectos especiales digitales para que el monstruo puede expresar un rango de emociones más amplio. El protagonismo del clásico antagonista conlleva también la creación de su propio idioma, con su propia pronunciación -que ni los Klingon, vamos- y la expansión de su lore. Este cambio radical puede suponer, claro, el disgusto del fan más tradicional de la franquicia, ese que ya peina canas y que busca infructuosamente revivir el pasado. Pero si aceptamos esta novedad, nos encontraremos con la película perfecta para tener 12 años, una historia de fantasía, llena de bichos extraños de todo tipo, y, de hecho, bastante bruta y sangrienta. El depredador pertenece a una raza, los Yautja, primitiva, belicosa, patriarcal -muy similiar a los primeros Klingon- que cree fervientenemente en la supervivencia del más fuerte. Nuestro héroe es un rebelde dentro su cultura, pero para demostrar su valía se lanza a la aventura de cazar a un monstruo, como hiciera San Jorge con el dragón o Hércules con la hidra multicéfala. La aventura se enriquece con la aparición de otro personaje, Thia -estupenda Elle Fanning, que realmente carga con el peso de la historia- que, para deleite del fan, supone el cruce definifitvo con el universo de Alien. Juntos viven una aventura espacial, llena de acción y humor, una suerte de tebeo de space opera de colores chillones con un trasfondo ciberpunk, el clásico de la saga de Alien, en el que los verdaderos monstruos no son los peligrosos alienígenas sino las grandes corporaciones sin escrúpulos.
