Don Quijote viendo que los molineros negaban a pie juntillas que en aquel molino o castillo hubiese ninguna persona oprimida, "Basta, dijo entre sí, aquí será predicar en desierto, querer reducir a esta canalla a que por ruegos haga virtud alguna."
Cítalo Sancho en uno de los pasajes insertos en el prólogo.
El ama y la sobrina coligiendo que el buen Hidalgo iba a descolgarse por tercera vez, "procuraban por todas las vías posibles apartarle de tan mal pensamiento, pero todo era predicar en desierto y majar en hierro frio."
La Academia considera este adagio como simple frase familiar "con que se da á entender que los oyentes no están dispuestos, antes sí repugnantes para admitir la doctrina y consejos que se les dan." La verdad es que no se halla contenido en ninguna de las más reputadas colecciones. Cervantes, sin embargo, lo consideró como verdadero refrán, conforme se infiere de las siguientes palabras con que Sancho contesta a don Quijote en el segundo de los tres pasajes citados en este artículo: "Paréceme que vuesa merced es como lo que dicen: dijo la sartén á la caldera, quítate allá ojinegra (núm. 121). Estáme reprendiendo que no diga refranes, y ensártalos vuesa merced de dos en dos."