Revista Educación

Prédicas y Homilías Confinamiento (temporada 4)

Por Juancarlos53

Prédicas y Homilías Confinamiento (temporada 4)He perdido la cuenta de los días que llevo encerrado en la casa. También confundo los días de la semana, e igual me sucede con las horas del día. Antes del encierro -‘confinamiento’ no deja de ser un eufemismo- cuando no sabía qué hora del día era me bastaba con poner la televisión y, según el canal, ver el programa que se emitía en ese momento para más o menos situarme en el tiempo. Pero ahora, en esta realidad extraña en que nos encontramos, ni eso es posible: a cualquier hora y en cualquier canal lo que aparece en pantalla es uno o varios señores soltando una filípica que para qué. Yo, la verdad, apenas los veo aparecer cambio rápido de canal en busca de aquel que ofrezca en ese momento un informativo real y no una conferencia en vivo y en directo. Pienso que los informativos están hechos para eso, para darme en extracto de lo esencial que hayan dicho en rueda de prensa quienes tienen por cometido tomar decisiones. No creo -y tampoco quiero- que sea beneficioso para mi integridad intelectual que para darme un escueto mensaje tipo “No se puede salir durante los próximos 15 días“, “La curva de afectados se mantiene impertérrita” o “Parece que estamos evitando el colapso delas UCIs hospitalarias” quienes lo lanzan quieran mantener despierta mi atención en ellos durante una hora o más.

Estas cosas, más casi que el encierro, son las que me tienen agotado. Disculpo el agotamiento, pero no quisiera salir de casa tras las semanas que sean con el cerebro abotargado, abducido, sin voluntad…; quisiera mantener viva mi capacidad de discernimiento, de elección, de crítica, de aplauso…, de lo que sea, siempre que sea mía y no impuesta por terceros de manera saducea.

Aunque,  ahora que lo pienso, a lo mejor será verdad el mantra que tanto se nos repite últimamente de que de esta crisis saldremos mejores de lo que éramos cuando se inició la misma. Al menos en mí atisbo una mejora más que evidente: la agilidad que estoy adquiriendo en eliminar de mi vista a cuanto predicador copa las pantallas. Gracias a ello estoy viendo unas fantásticas películas, leyendo unos libros estupendos, videollamando a amigos y familiares con los que estoy estrechando lazos que quizás tenía algo descuidados, en definitiva creciendo personalmente gracias a la paz del retiro impuesto… En este sentido, sí, sí, amigos telepredicadores y colaterales tertulianos, muchísimas gracias por avisarme con vuestra presencia de que es el momento de cortar la emisión e iniciar o proseguir en mi crecimiento personal.


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