Es normal y esperable que las mujeres aumenten varios kilos durante el embarazo, si es que no lo hicieron sería extraño y hasta preocupante. Pero en muchos casos las futuras madres hacen todo lo posible por no subir un solo gramo, en un trastorno que se conoce como pregorexia.
La anorexia es un trastorno alimentario en el cual se observa una distorsión de la imagen corporal con un marcado descenso de peso debido a la limitación de la ingesta de alimentos así como a los vómitos y/o purgas con laxantes, que son muy frecuentes. Como todo trastorno alimentario, puede darse a cualquier edad, pero el embarazo es un momento especialmente peligroso.
Uno de los síntomas de la anorexia es la amenorrea –la falta de menstruación-, por lo que puede ser que una mujer con este tipo de trastorno no quede embarazada. Sin embargo, durante la fase de recuperación, puede haber ciclos irregulares que dificulten las medidas de anticoncepción y que se produzca el embarazo en ese momento, en el cual la paciente todavía es muy vulnerable.
Otra de las posibilidades es que una mujer que todavía no había desarrollado el cuadro anoréxico, pero que ya venía “poniendo su angustia en la comida”, lo desarrolle cuando queda embarazada. El embarazo puede actuar como disparador porque las anoréxicas tienen terror a engordar, no aceptan los cambios y quieren mantener su cuerpo tal como lo conocen. Esto, sumado a las molestias típicas de los primeros meses del embarazo –que muchas veces incluyen vómitos, asco y rechazo hacia determinados alimentos-, puede ser el gatillo que dispare la anorexia.
Claro que el peligro que representa esta enfermedad se duplica en el caso de una mujer embarazada, porque se trata de la salud de la madre y de la del bebé. Es difícil que un bebé nazca sano cuando la madre está con bajo peso y no tiene reserva de grasa suficiente.
Las consecuencias son que el embarazo se pierde o que el bebé nace con bajo peso.
Y dentro de las características del cuadro, también es posible que la madre anoréxica no pueda hacerse cargo de su bebé debido a sus dificultades de índole psicológica o que una mujer que padecía la enfermedad viva una especie de paréntesis de normalidad durante el embarazo y retome sus hábitos anoréxicos una vez que nace el bebé, lo que puede dificultar o impedir el amamantamiento y el vínculo madre-hijo.
Para que el embarazo transcurra de la mejor manera posible, lo ideal sería que una mujer no lo buscara hasta no resolver su anorexia o que pidiera ayuda –ella o sus familiares- si ven que el embarazo funcionó como disparador de esta patología.
Anorexia y embarazo
El embarazo es el peor momento para intentar perder peso o someterse a dietas estrictas con bajo aporte calórico. Sin embargo, este trastorno que afecta a 1 de cada 50 mujeres británicas no permite a las embarazadas ver la importancia de una correcta alimentación y, en reemplazo, las enceguece en el intento de adelgazar constantemente mediante la realización permanente de dietas hipocalóricas.
La alimentación durante el embarazo debe ser completa y adecuada, ya que influye grandemente en el desarrollo intrauterino del bebé, como así también en su vida futura.
Es lamentable que una enfermedad de estas características no permita a las mujeres en gestación propiciar el crecimiento y la salud de su bebé, poniendo en riesgo su vida y la de su hijo.
Gran parte de la responsabilidad de este tipo de trastornos alimentarios la tiene la sociedad con sus imponentes modelos de embarazadas famosas que se mantienen delgadas durante los 9 meses de gestación y regresan a su figura esbelta rápidamente tras el parto.
Pero nuestra responsabilidad es contribuir a la salud y no a la estética. Por lo tanto, no olvidemos que para que un embarazo sea saludable y no perjudique al bebé debemos alimentarnos correctamente para nutrir sin carencias a dos cuerpos. Asimismo, la práctica de actividad física regular durante la gestación puede ayudarte a mantener la figura y beneficiar el desarrollo del bebé.
Cómo ayudar a la mamá enferma
- Debe tener un seguimiento nutricional para garantizar la salud de ella y su hijo, de ser necesario se recetarán vitaminas y minerales adicionales.
- La madre embarazada que sufre de anorexia debe tener un control pre natal permanente, además de un control psicológico.
- Si una mujer embarazada sufre o sufrió de anorexia debe ponerse en manos de especialistas, los cuales deben estar con ella ayudándola durante el embarazo para garantizar el tratamiento, control y evitar recaídas.
- También deben prepararla para el día del parto, así como en el cuidado del bebé, sobretodo en la relación madre-hijo.
La mujer que sufre de anorexia y está embarazada sufre porque por un lado tiene que lidiar con la subida de peso que el embarazo trae consigo y sus deseos de ser más delgada; además la situación se agrava porque está en juego la salud de su hijo, lo cual puede llevarlas a sufrir de depresión.
Cuando se está frente a una mujer embarazada con anorexia, no se le debe hablar acerca de cuando estaba delgada o de lo delgada que está ahora y mucho menos de cómo está creciendo su panza o ensanchándose sus caderas; es recomendable hablarle del buen semblante con que se le ve, de lo hermoso y sano que será su hijo, que pronto formarán o completarán una familia; es decir comentarios positivos.
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