Cuando la relación empieza a deteriorarse y se piensa seriamente que no se aguanta más y no se ve salida, es el momento de plantearse la posibilidad de que alguien ajeno y profesional pueda echar una mano. La posibilidad de la separación está siempre ahí, pero hay que tener en cuenta que es muy dolorosa, sobre todo cuando hay hijos pequeños.La terapia de pareja es cosa de dos y normalmente es uno el que da la voz da alarma y el otro, al menos, tiene que estar dispuesto a colaborar. Si no es así, el que ve el problema todavía puede acudir al profesional, que podrá ayudar aunque, lógicamente con menos capacidad de maniobra. El principal problema en el fallo de la terapia de pareja es que se acude al profesional cuando ya no hay solución.
¿Ha aumentado el número de parejas que solicita estos servicios? Si es así, ¿a que se debe?
Efectivamente, hay un aumento importante en los últimos años. Entre los factores que influyen está el hecho de que se ha avanzado muy positivamente en la libertad para plantear las quejas en la pareja, y que la terapia de pareja ha demostrado su eficacia en los últimos años y se tiene cada vez más confianza en la labor profesional de los psicólogos.
¿Cuáles son los problemas más frecuentes que presentan estas parejas?
El fallo en la comunicación es el más frecuente. Engancharse en discusiones inútiles y destructivas en las que se hace sufrir y se sufre tremendamente sin llegar a ninguna solución. También puede ocurrir lo contrario, no se hablan ni se comunican y la relación va muriendo. La vida laboral frenética que se lleva contribuye tremendamente a ello. Otro problema frecuente es la falta de aceptación de las peculiaridades del otro. La sociedad nos enseña a luchar por nuestros deseos, y a veces eso se lleva a un extremo en la pareja, mientras que un poco de aceptación del otro nos puede conducir a una mayor felicidad, dándonos cuenta de todos sus valores y no solamente del aspecto que nos gustaría cambiar.
¿Cómo se actúa si un miembro de la pareja no colabora? ¿la mujeres suelen ser más colaboradoras y los hombres más reticentes?
A la hora de acudir a la terapia, lo hacen más fácilmente las mujeres, porque tienen una formación mucho mayor para compartir sus sentimientos y emociones y también para pedir ayuda. Sin embargo, una vez iniciada la terapia, cuando se rompen las primeras barreras, el hombre está tan interesado como la mujer, de hecho la dependencia emocional del hombre hacia su pareja suele ser mucho más grande que la de la mujer.
¿Cuántas sesiones suelen ser necesarias? ¿Cuánto suele costar una sesión?
La duración de cualquier terapia depende del problema que se presente. Hay que tener en cuenta que la terapia la hacen los pacientes y no el terapeuta y por tanto depende de cada uno de ellos, del cariño que todavía queda entre ellos, etc. A veces basta con un par de sesiones para poner las cosas en su sitio, otras veces es necesaria una terapia más profunda. Las sesiones se suelen desarrollar con entrevistas individuales y luego una conjunta, duran como mínimo hora y media, lo que las hace más costosas que las sesiones individuales.
¿Cómo se desarrollan las sesiones? ¿Siempre se hacen con los dos miembros de la pareja o hay sesiones individuales?
La terapia supone que cada uno tiene que hacer cambios en su comportamiento, que es la vía para lograr un progreso interior profundo. El seguimiento y apoyo para esos cambios se hace en sesiones individuales con cada miembro y luego en las sesiones conjuntas se pone en común el avance que se va dando. En ocasiones se da un problema psicológico en alguno de los componentes de la pareja que necesita terapia personal que puede hacer el propio terapeuta u otro psicólogo.
¿Se trata sólo de hablar de los problemas o la pareja ha de realizar ejercicios prácticos? ¿Puede dar algún ejemplo?
Los cambios son de comportamiento, por lo tanto no se trata solo de hablar, hay que poner en práctica lo necesario para poder convivir y disfrutar uno del otro. Un ejemplo muy frecuente es enseñar a la pareja cómo discutir, qué se puede decir y cómo, lograr no callarse nada, pero sin hacer daño al otro. Aprender a plantear problemas de forma que se llegue a soluciones y no a discusiones estériles. Esto tiene su técnica y se aprende en las sesiones de terapia y se practica en casa.
¿Cuál es la efectividad de este recurso?
Los datos indican que la gran mayoría de las parejas que acuden a terapia, alrededor del 75%, informan de una mejora en la satisfacción matrimonial. Cuando se llega solamente para que no diga nadie que no se ha probado todo, la efectividad es mucho menor.