Uno de los desafíos de la disciplina antropológica es, junto con el estudio y análisis del comportamiento humano desde una perspectiva cultural,es realizar un ejercicio de abstracción teórica que permita dar luces sobre el devenir de la humanidad, de donde venimos y hacia donde vamos, o sea realizar un ejercicio reflexivo que partiendo del análisis de las evidencias empíricas nos permitan saber qué es lo que hace que las sociedades cambien o evolucionen, y si dichos cambios obedecen a alguna lógica o racionalidad susceptible de ser descubierta. Para así de poder entender la compleja trama creada por el hombre, que determinan su existencia, que permite entender nuestro pasado , clarificar el presente e identificar lo que nos depara el futuro. Quizás estas son tareas titánicas que sobrepasan las posibilidades de disciplinas empíricas como antropología y que se sitúan mas bien en el plano de la reflexión y discusión filosófica, no obstante, constituyen un conjunto de interrogantes que resultan transversales a todas las ciencias sociales y las humanidades, toda vez que el estudio del hombre está asociado a un compromiso con el género humano, de entender quiénes somos, y el por qué y para qué existimos.