- ¿Qué son estos hilos verdes qué tenemos en los brazos? (las venas)
- ¿El cerebro es como una cuerda enredada en la cabeza?
- ¿Cómo nacen los plátanos si no tienen semillas?
- ¿Si nos morimos qué pasa?
Y también sus propias conclusiones:
"Dios es un bebé con alas""Si las chicas con chicas se pueden casar, podemos casar a Miski (mi perra) con Luna (la perra del vecino) para que tengan hijitos" (esta conclusión mereció que le contase cómo se hacen hijitos in-vitro... todavía no sabe –lo sospecha- cómo se hacen en versión natural) Y así... Releo los post de hace unos años, y repaso con ternura otros tiempos. Cuando perdió su chupete absorbido por mi bruja aspiradora; cuando la llevé por primera vez al "cole"; y aquella noche víspera de su tercer cumpleaños, cuando la miraba dormir... Piojilla se ha hecho mayor.
Y su pequeña cabecita no hace más que bullir con energía: piensa, piensa; vuelve a pensar. Descifra y cuestiona. Averigua, acierta, interpreta… todo en segundos. Y luego dice algo brillante y… a otra cosa mariposa. Es el prodigio de la mente infantil. No de la mente infantil de mi hija, sino de la de todos los niños de 5 años. SI LES DEJAN.
Este es el momento de dejar que su imaginación vuele, que sus ansias de aprender sean satisfechas. Que busquemos junto a ellos la información que nos piden y que aprendamos a su lado todo aquello que nunca imaginamos. La mente de un niño está repleta de ideas fantásticas. Si coartamos ese interés con tareas repetitivas, con sentencias como “no te salgas de la raya”, “las margaritas no son azules”, “ No se hace así, se hace asá”… en poco tiempo ese interés por aprender y ese afán de investigar se apagará.
El cole, tal y como está concebido actualmente, es el gran destructor de la imaginación y del potencial de nuestros hijos. Sin embargo, y a pesar de ello, podemos hacer mucho por fomentar su interés. Llevarle a sitios diferentes, comentar lo que se ve en la tele, hacer preguntas y buscar las respuestas en internet con ellos, construir figuritas, dibujar, hacer manualidades…. En suma, dedicarles tiempo de calidad.
Mantener vivo su ángel inquisitivo es cuestión de voluntad. No de exámenes complejos ni de textos aburridos… no de cientos de horas de clases extraescolares. La educación de calidad empieza en casa.
Para leer: http://sirkenrobinson.com/skr/
Para ver: