Si ya en el libro de Josué se anticipaba la monarquía que se iba a instaurar sobre Israel, en este libro vamos a conocer a los primeros caudillos, a los que tradicionalmente se les llamó "jueces". De los libros que he ido analizando hasta ahora, este me ha resultado el más tragicómico por diversas razones, y una de esas razones es precisamente la existencia de estos caudillos. ¿Y cuál es la razón de su existencia entre los israelitas? Pues porque este pueblo viene haciendo lo mismo una y otra vez desde que salió de Egipto: conquistan una nueva tierra y empiezan a adorar a los dioses de esa tierra, Dios se enfada y les castiga, los israelitas se arrepienten y vuelven a adorar a Dios, conquistan una nueva tierra y de nuevo empiezan a adorar a los dioses de esa tierra, y Dios se enfada de nuevo y les castiga, y ellos se arrepienten otra vez... y así todo el tiempo. La función de los caudillos en esta historia interminable consiste en salvar a sus paisanos de la nueva opresión a la que han sido sometidos (que es el castigo que Dios les ha impuesto), y una vez liberados disfrutan de un período de paz de 40 años (este número es muy importante en la Biblia), pero una vez concluido ese período la historia vuelve a repetirse. Digamos que la historia siempre parece perseguir a los judíos.
Estos caudillos, o jueces, algunos de los cuales están representados en la imagen de arriba, realizan hazañas donde siempre se pone de manifiesto el poder de Dios, que sostiene a su pueblo en horas difíciles y les asegura la existencia a pesar de sus infidelidades y deslealtades. ¿Os acordáis de la predestinación de Dios en Egipto, cuando Él mismo hacía que el faraón se pusiera terco para que no liberara a los israelitas y así enviar las plagas? ¿Por qué en esta ocasión no predestina que los israelitas van a ser infieles siempre? Y a pesar de todo, de entre todos los pueblos que habitaban la tierra, les siguió eligiendo a ellos, que no eran menos brutales que los pueblos que conquistaron, que también mataron a hombres, mujeres y niños, y que esclavizaron a personas igual que los egipcios hicieron con ellos.
De entre esos caudillos voy a destacar a Gedeón, porque a mi juicio quebranta una de las enseñanzas de Dios, y es el ojo por ojo y diente por diente, o lo que es lo mismo, devolver el mal que se te ha hecho en su justa medida, pero nunca excediéndose. A su paso por Sucot (en el valle del Jordán), Gedeón y su ejército piden a los que allí viven un poco de comida para descansar de su viaje en busca de los reyes madianitas, pero la gente del lugar se niega a alimentarlos por miedo a que se tratara de una trampa para invadirles. ¿Qué hizo Gedeón nada más capturar a los reyes madianitas? Jueces 8 nos dice lo siguiente:
"Gedeón tomó espinas y zarzas del desierto, y con ellas castigó a los ancianos de Sucot. También derribó la torre de Penuel y mató a la gente de esta ciudad."
Que el castigo por negarles comida sea desgarrar la carne con espinas y zarzas creo que va más allá del ojo por ojo y diente por diente, añadiendo además que extiende su venganza a Penuel, una ciudad que está al este de Sucot. Y no olvidemos además, relacionándolo ahora con la teoría de la predestinación de Dios, que aquí se repite lo que pasó en Egipto con los faraones, que es Dios el que hace que los líderes de estas ciudades se nieguen a dejar pasar a los israelitas por sus zonas para provocar la consabida guerra. Dejando a un lado si Dios tiene razones para hacer lo que hace o no, lo cierto es que le encanta jugar al gato y al ratón, como si de un experto titiritero se tratase.
En la segunda parte de este análisis hace su aparición estelar el que es considerado como primer héroe popular de la Biblia: Sansón.
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Fuente de las imágenes:
http://www.monografias.com/trabajos91/primeros-jueces/primeros-jueces.shtml