Revista Deportes

Prejuicios que no hacen país.

Publicado el 19 junio 2013 por Ireneu @ireneuc

Prejuicios que no hacen país.

Traducción al castellano del original en catalán publicado en Gent de l'Hospitalet el 17/6/2013
Me llamo Ireneu Castillo, soy de L'Hospitalet, de izquierdas, independentista y me gusta el fútbol ... pero no se lleve a engaño, el Barça, quiero que pierda incluso en los entrenamientos; es lo que tiene ser aficionado del RCD Espanyol de toda la vida. Que le he roto los esquemas mentales de lo que es un independentista? No será que me está prejuzgando por ser perico?
Efectivamente, en el imaginario del "buen catalán estándar" el hecho de ser seguidor del Espanyol, simplemente no está contemplado, y si, encima, eres hijo de inmigrantes castellanos y vives en L'Hospitalet, ya directamente se te mete en la caverna más rancia, profunda y lóbrega que exista. Mientras tanto, si eres de la zona más acomodada de Barcelona,  no hablas ni una palabra en catalán, te la repampinfla tu país, pero eres seguidor del FC Barcelona, ya has nacido con el carné de catalanidad compulsado y todo. Algo falla profundamente.
Resulta curioso que aún ahora, cuando justamente nos estamos quejando de la prepotencia y de la falta de libertad que se ejerce con el país, desde dentro se esté haciendo exactamente lo mismo por el simple hecho de no pertenecer al mismo equipo de fútbol que la mayoría. Y es que, se mire como se mire y moleste a quien moleste, el fútbol sólo es fútbol: un divertimento deportivo con el que unos pocos vivos se inflan los bolsillos. Que "deportiu" le hace daño a la vista? pues para su conocimiento "deport" significa (según el diccionario) "Recreación, esparcimiento, comúnmente al aire libre"... ¡desde el siglo XIV!, mientras que "esport" es un vulgar anglicismo del primer tercio del siglo XX . ¿Otra vez prejuzgando?
El grado de perversión de la situación es tal que por tan sólo ser seguidores de unos colores y ser de una ciudad en concreto, ya se está prejuzgando y poniendo en duda los convencimientos, la ideología y los sentimientos de una persona, creando un clima de presión social contra quien piensa diferente del rebaño y a favor del pensamiento único, que se ajusta exactamente a los patrones de prepotencia y manipulación que se nos aplica desde el gobierno del estado.
Esta forma de actuar me despierta una pregunta ... ¿Hasta qué punto ese afán monopolístico de un sentimiento con finalidad puramente económica (un club de fútbol,  a día de hoy, no es más que un negocio que mueve miles de millones al año) no está empujando a quien no comulga con piedras de molino hacia el otro lado, en un remake a la catalana del "o conmigo o contra mí" tan típico de la meseta? Con este pensamiento no se hace país.
Al Espanyol se le ha criticado por todo, pero sobre todo por el nombre (llamarse Español en Cataluña!! Vade retro Satanás!!), Ignorándose -a veces a propósito- que las circunstancias de hoy en día no son las del cambio del siglo XIX al XX cuando se fundó. En ese momento, a nivel de calle, no existía ningún sentimiento catalanista al uso hoy en día, y el catalanismo incipiente estaba reducido a una élite burguesa que difícilmente se mezclaba con los campesinos y los obreros explotados en las inhumanas fábricas de la ciudad. Sólo hay que recordar que en 1910 coexistían el España, el Provenzal, el Catalonia, el Catalán, el Barcelona, el Español, el Europa, entre otros; hay que reconocer que la originalidad a la hora de escoger los nombres brillaba por su ausencia. A partir de aquí prejuzgar la ideología de cada uno de los equipos y de sus seguidores, como mínimo resulta inicua y más si tenemos en cuenta que la Estelada fue inventada en 1918. No se si me entienden.
Durante la posguerra, tanto el Barça como el Espanyol fueron intervenidos por el régimen franquista y sus presidentes fueron impuestos a dedo, pero para desgracia nuestra, sólo ha trascendido que el Espanyol tuvo presidentes militares (cuando sólo fue uno, y sólo durante 6 meses), pero no que fue el equipo más castigado durante la guerra civil (62 muertos), ni que uno de sus jugadores (Albert Martorell) fue descalificado por oponerse al bando nacional. Casualidad?
Para más inri, el régimen instrumentalizó el nombre del club, ignorando los sentimientos de su afición (¡a ver quien abría la boca!) y sin favorecerlo absolutamente en nada, demostrando que fue sencillamente un derecho de conquista.
Al otro lado de la Diagonal, por mucho que ondeasen señeras, no se puede decir que no eran pro-régimen y que no fueron favorecidos (Medalla a Franco, recalificación de Les Corts, etc ...), pero la etiqueta ya estaba colgada y los pericos, por muy de izquierdas y antifranquistas que fueran, nos tuvimos que tragar los grupúsculos fascistas que se instalaron. La llegada de inmigrantes de los 60, una buena política de marketing del Barça aprovechando la fama de "fascistas" de los pericos, las luchas intestinas de las "familias", y unos medios de comunicación siempre dispuestos a dorar la píldora al sol que más caliente, han hecho el resto.
Tanto da que buena parte de la directiva del Espanyol sea actualmente de CiU o que Joan Gaspart sea del PP o que el actual ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz, sea culé confeso, que los medios siempre enfocarán la bandera española del estadio Cornellà-El Prat y no la estelada de al lado. Repito, esto no es forma de hacer país, pero sí la forma de hacer barcelonismo y de ser serviles al poderoso, que si bien por un lado utiliza el nombre de un club con fines políticos, por la otra está utilizando todo un país para hacer negocio.
Catalunya, como país, necesita la diversidad de opiniones, la eliminación de los prejuicios que impiden una libertad total de amar nuestra tierra (de origen o de adopción) y ser inclusiva en todos los términos. En el Espanyol somos un buen montón que queremos una Catalunya libre, y al igual que desde el Barça se nos tacha de "fachas", desde los fachas que aún se aprovechan del hecho de que nuestro club se llame "español" se nos insulta y tacha de traidores porque durante muchos años -con la connivencia activa de la otra parte, a la que ya le estaba bien- han creído que el nombre y el club SON suyos, bien al contrario: el Espanyol es un club de fútbol, de origen, de espíritu y de raíces absolutamente catalanas y reclamamos nuestro derecho a expresarlo
Hasta qué punto el hecho de pensar lo contrario no pertenece todo al mismo juego? Hasta qué punto no se está cometiendo el mismo pecado con las poblaciones de alrededor del área metropolitana dándonos una adscripción anticatalana a priori?
Seguemos a ras ... que la pelota bota mejor.

Prejuicios que no hacen país.

Banderas esteladas de los aficionados del Espanyol



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