Me lo prometí y lo estoy cumpliendo, que para mi gran viaje de Costa Rica (y Centroamérica tal vez) iba a escribir todo lo posible en vivo y en directo (eso sí, no sé si lo podré publicar hoy). Es una de mis gran ilusiones desde que comencé el blog, escribir un viaje según está sucediendo. Harta de escribir y escribir viajes pasados, ayer escribí el último de momento y espero no escribir otro en mucho tiempo. Ahora toca escribir de lo que ahora está pasando, porque es lo que me pide el cuerpo y el alma, porque ahora no puedo pensar en otra cosa que no sea este momento.
Empiezo a relajarme ahora, después de todos los nervios y estrés de estos últimos meses, y sobre todo el último mes. Y esta misma mañana ha sido el remate cuando al ir a facturar me han dicho que mi segundo vuelo, el de Miami a Costa Rica, no aparecía en el sistema. He tenido muchos problemas con mi vuelo desde que lo compré, me han hecho varios cambios y chapuzas varias que aquí no voy a detallar, lo que me ha tenido email para acá email para allá con la agencia de viajes durante un buen tiempo. Cuando esta mañana me han dicho lo de que no aparecía en el segundo vuelo, casi me da algo. Me han mandado de un sitio a otro y al final lo han solucionado, uff, y ahora tengo en mi poder las dos tarjetas de embarque, la de Miami y la de San José.
He venido tan temprano al aeropuerto que ahora tengo tiempo de sobra para relajarme, y es de agradecer. He viajada algo más de una hora en el metro de Londres para llegar hasta aquí, y al final no había tanta gente como yo temía para ser lunes por la mañana, quizás porque he salido un poco antes de la hora punta. Ha sido un madrugón, pero de todas formas yo nunca duermo profundamente antes de un gran viaje, y prefiero ir al aeropuerto lo antes posible, aunque luego me toque esperar.
Hace dos semanas estaba en Madrid, viajando un autobús urbano que iba hacia la Castellana. Por el camino pasamos por la calle Costa Rica, y claro, no podía evitar pensar “en dos semanas estaré en Costa Rica de verdad”. El tiempo vuela, ya han pasado dos semanas y aquí estoy, esperando en Londres la salida de mi vuelo. Todo está preparado, el equipaje hecho, la maleta facturada, todos los documentos listos, y no sé cuántas veces he revisado mis cosas para ver si iba todo. Ya está, que ya puedo mentalizarme, me voy para Costa Rica!
Y no han faltado las dudas, los inconvenientes, imprevistos y demás circunstancias que casi me hacen echarme para atrás y anular mi viaje. Sé que más de uno habría cancelado el viaje en una situación similar, pero yo pensé que tenía seguir adelante, que cuando aplazas un sueño nunca sabes para cuánto tiempo, y que ya llevo aplazando este sueño demasiado. Hay gente que dice, cuando tenga trabajo fijo, cuando tenga pareja estable, cuando tenga más seguridad, cuando tenga más dinero y cuando tenga no sé cuántas cosas más, entonces me daré el permiso de hacer ese viaje soñado, pero mientras tanto, no. Y yo digo, si yo hubiera tomado esa postura en la vida, no habría hecho ni uno solo de mis viajes.
Hace poco supe que hay una epidemia de dengue en Costa Rica y que la cosa está fea. El número de casos está creciendo e incluso en San José, la capital, está habiendo casos. Yo para colmo viajo a Costa Rica en plena época de lluvias, que es cuando más riesgo hay. Quizás si hubiera sabido esto antes habría cambiado mis planes, no sé. Ahora ya sólo puedo hacer todo lo posible para evitar las picaduras y esperar lo mejor. No puedo evitar tener miedo de todos modos, pero quién no iba a tenerlo tratándose de una enfermedad sin vacuna y sin cura.
Después de un vuelo de casi 9 horas, llego a Miami y ahora estoy esperando el vuelo a San José. Cuesta creer que en un par de horas estaré pisando suelo costarricense, y cumpliendo así uno de mis mayores sueños. Cuando echo la vista para atrás y veo el largo proceso recorrido para llegar hasta aquí, no puedo evitar emocionarme. Ha sido mucho esfuerzo y muchos los obstáculos superados, pero aquí estoy, a punto de cumplir este gran sueño.
En Miami hubo un poco de lío porque había un problema con el avión y tuvieron que cambiarlo por otro, y también nos cambiaron la puerta de embarque. El aeropuerto era más grande de lo que pensaba y también había trenecito para ir a algunas puertas de embarque, como en Heathrow. Al pasar por Inmigración me sorprendió que no me pidieran el visado ESTA, después de haberlo tramitado porque se supone que hacía falta al pasar por Estados Unidos, aunque fuera en tránsito. A otros españoles con los que hablé si se lo pidieron, pero claro, una nunca sabes si lo pedirán o no, por eso hay que hacerlo por si acaso.
En el aeropuerto de San José me espera la couchsurfer que me va a alojar en los próximos cuatro días en San José. Ella vive con sus padres y su hermano, así que voy a experimentar lo que es vivir con una familia costarricense. Acabo de estar en Cornualles y allí he estado viviendo durante una semana con una familia inglesa. Después pasé el fin de semana en Londres, en el piso de una amiga española que comparte con compañeros de diversas nacionalidades. Muchos cambios de lugar y gente en pocos días, esto para ir preparándose.
En el vuelo a San José no puedo evitar quedarme dormida, tengo mucho sueño y estoy cansada después de tanto viaje. Es que no ha empezado hoy este viaje, empezó antes. Hace casi dos semanas terminaron mis vacaciones en España y volé a Londres. De ahí fui a Cornualles una semana para un voluntariado. Curiosamente el autobús de Londres a Cornualles tarda lo mismo que el vuelo de Londres a Miami. Volví de Cornualles en un autobús nocturno y pasé el fin de semana en Londres antes de volar a Costa Rica. Casi pensé en titular esta entrada: De St Austell (así se llamaba el pueblo de Cornualles donde estuve) a San José, o de Cornualles a Costa Rica. Desde luego que ha sido una odisea llegar hasta la tierra de la Pura Vida, claro que yo me he buscado un camino largo, será porque me gustan los retos.