Revista Opinión
Después de la tormenta sucede la calma; de la crudeza del frío, un tiempo templado y agradable, y de los cielos encapotados y grises, días transparentes bajo una bóveda azul inmaculada que los pájaros no pueden manchar ni arañar con sus piruetas. Tras las últimas borrascas, han llegado jornadas que invitan a soñar y volar de puro limpias y bondadosas. No son sólo los ojos ansiosos de los hombres los que perciben este cambio en el ambiente, sino también las plantas y los animales, que preludian la primavera. El aire se llena de luz y del aroma de la vida que, juntos, hacen brotar hojas y yemas en las tiernas ramas de los árboles. Los parques reverdecen con un jolgorio vital que contagia a quienes los recorren entusiasmados con el espectáculo renovado del buen tiempo que ya asoma en el horizonte. Son días que preludian la próxima primavera, y todos la celebran.