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Premio Internacional «Rubén Darío» para la poeta y escritora María Antonia García de León. «Mira la Vida» y notas sobre mi epílogo para la obra.

Publicado el 27 enero 2022 por Nerysantosgomez
Premio Internacional «Rubén Darío» para la poeta y escritora María Antonia García de León. «Mira la Vida» y notas sobre mi epílogo para la obra.

María Antonia García de León recibirá el 28 de febrero del 2022 el merecido premio Internacional Rubén Darío, a entregar en el Archivo Histórico Nacional en Madrid. Premio que recibe en referencia a su amplia producción lírica y en especial por su decimoquinto libro de poemas: “Mira la vida”, el cual tuve el honor de epilogar, un libro cargado de luz y de esperanza. Publicado por la editorial española Sial Pigmalión.  

Premio Internacional «Rubén Darío» para la poeta y escritora María Antonia García de León. «Mira la Vida» y notas sobre mi epílogo para la obra.

Ya había terminado de escribir el epílogo y se lo había mandado a nuestra premiada autora María Antonia, cuando me mando la foto de este vino que consiguió y bebió en honor de mi trabajo. Y es que resulta que por pura casualidad comparé el libro con un uróbulo, el mismo símbolo que aparece en esta botella. Linda coincidencia.

El epílogo de una buena obra pretende ser un encuentro feliz al final de ella. Cuando te resignas a que todo se acabó, tienes la oportunidad de escuchar algún comentario sobre el libro. Lo lees con la esperanza de encontrar algo más sobre esos escritos que ya extrañas. 

En el caso que nos compete con “Mira la vida”, les traigo una buena noticia. Este poemario funciona como un uróboro, (la culebra que se muerde la cola), por estar escrito de forma tal que consiste en un constante renacer. Para el caso de la cultura prehispánica en Mesoamérica (Mayas, aztecas, olmecas y toltecas), el animal serpiente/dragón se representa como una serpiente emplumada donde el principio y el fin se encuentran. Escribo las páginas finales de este libro con la convicción de que serán un comienzo. Su lectura se convierte en una invitación permanente a volver a disfrutarlo y a encontrar espejos en él. 

Tal y como las estaciones del año que solo terminan para repetirse en una rueda del samsara hay en este libro una poesía variada. Por mucho “frío y nieve” que estimulan en algunos versos, siempre encontramos “flores y primavera”  que inspiran en otros. Por mucho “viento otoñal” que barre con inhibiciones y pensamientos, hay también “verano y versos cálidos”. Cada poema está impregnado de sentimiento, con el bono de que siempre podemos regresar a ellos y encontrar significados diferentes. 

¿Has comido alguna vez un rico manjar en el que la conversación o las cavilaciones te han distraído? ¿o lo has hecho tan rápido que terminas el plato sin saber cómo ni cuando y sin haberlo disfrutado? Eso es lo que en este libro se predica: Que no te pase esto con la vida. García de León te muestra su forma íntima y privada de ver el mundo y su generosidad al ponerlo en palabras para compartirlo. En cada verso nos enseña cómo saborear lentamente con los ojos el mirar la vida. Ser testigo pleno y sensible para vivir con intensidad. Este poemario es una escuela de cómo hacerlo. Te instruye en el arte de que no se te acabe el plato sin haber percibido los condimentos, apreciado las texturas y saboreando cada bocado hasta sentirte satisfecho y pleno. 

La recomendación a uno de los males que más afectan a la psiquis humana como es el estrés, así como para la alienación del ser y el mantenimiento de su bienestar, es la meditación. La contemplación y el vacío de todo pensamiento. Algo así como “no ser para poder ser”. Ese descanso de la mente y del espíritu. Hay en esta obra un poema llamado “La materia de la vida” donde la autora describe uno de esos momentos de desprendimiento y levedad que dejan un sentimiento de armonía. Ella nos dice:

He dejado mi vida olvidada/He borrado todo, la ambición, la agenda. Todo divertimento, toda dirección/ Estoy en lo esencial. 

Y en otro de sus versos: 

Ninguna máscara/ ninguna ambición. 

Soy un todo/ y todo conmigo. 

La alegría de maravillarse. 

Encontré muy enriquecedor este poema al que recomiendo leer en su totalidad como un ejercicio espiritual. 

Nuestra autora se entrega al oficio lírico con toda su alma. Uno de los poemas, dedicado a Pedro Salinas y llamado “Doblemente Habitada” nos muestra su sensibilidad. Ese dejarse habitar, por las musas, por el amor y por lo que te traiga el día. 

Repasemoslo, solo por el placer de releer: 

Alegre, la mañana me habla de ti / No deseo más. / Hablo con esta mañana, tu mensajera.

Como el poeta Salinas me siento doblemente habitada. / Qué alegría vivir sintiéndose vivido. 

Desde el pensamiento escogido de Jorge Luis Borges en las primeras hojas de esta obra: “Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante en el paraíso”. La autora nos subraya el espíritu que anima todo el libro con el añadido de que hay belleza e iluminación hasta en los horrores. Puede haber armonía en lo que ella llama “estado de sitio” para describir la cuarentena mundial a la que fuimos sometidos. Leamos unos versos del poema “Planta de interior”: 

Metamorfosis en el cautiverio/me he convertido en planta de interior y luego continua en otros versos:  Crece imperceptible dentro de mí / una selvática naturaleza íntima / propia de una planta de interior / Los sentimientos son la incontables hojas de un árbol en plena floración.

Muchos de los poemas de este libro fueron construidos mientras la autora permanecía (junto con el resto de la humanidad) “En estado de sitio” ocasionado por la pandemia y la cuarentena obligatoria. Muchas de las composiciones líricas llevan la marca indeleble de ese tiempo peculiar que nos ha tocado vivir hermanados mundialmente. De las experiencias y enseñanzas obtenidas en el tiempo vivido, presenciado y sentido se componen los últimos versos entre los que figuran:  “Tiempo de soledad”, “Palabras cautivas de mi diario”, “Piedra cautiva”, Entre otras. 

Encontramos estos poemas reunidos en las últimas secciones del libro. “Aquella terrible y bella primavera” la titula la autora casi como un oxímoron. Al  reunir en una misma frase estos conceptos tan dispares genera un tercer concepto que se encargará de desarrollar en este opúsculo. Se trata de una revelación, donde a pesar de encontrarnos con muerte, tristeza, confinamiento y soledad, también encontramos  un recogimiento y una íntima alegría de un tiempo interior. Como dice la autora en su introducción:  

“He vivido un tiempo tan surreal, tan convulso, en este bienio vírico, que por la violencia del contraste, han saltado destellos de belleza, de la luz, la íntima alegría de un tiempo de interior.” Poemas como “¿Por quién suenan las palmas?” y “Poemas encadenados” entre otros, exponen ese cautiverio extraño, esa antivida de la que nos habla la autora, quedando como un legado histórico de este tiempo convulso y vírico que nos ha tocado vivir. El historiador hace un recuento de fechas y hechos mientras que el poeta nos muestra más allá de ello, el sentimiento desnudo que habitaron esas fechas y esos hechos.  

 No me queda la menor duda que la belleza de este poemario ha sido rescatada de las fauces de ese monstruo microscópico. Por la inmensa capacidad que tiene la autora de “Mirar la Vida” con detenimiento y encontrar oasis, ojos de huracanes y arcoiris en las en los desiertos y en las tormentas.  

Se ha hablado mucho de la diferencia entre ver y mirar. Ver es fijarse superficialmente en la forma de las cosas, mientras que mirar es formar parte del objeto, de su interior. No en balde este libro se titula: “Mirar la vida”, y basta con leer uno solo de sus poemas para ratificarlo. Componer versos está íntimamente ligado al arte de mirar, mirar la vida con intensidad, como los siguientes poemas: “Como si fuera la primera vez” , “ A qué huele la vida” o “Exploradora”. Solo como flores sacadas al azar entre el ramillete de versos presentados.  

La trayectoria literaria de García de León ha estado enlazada con América. Primero en sus memorias: “Años de luz y niebla”, Asi como en: “Resplandece el Jardín de la Malinche”, (dedicado al volcán llamado La Malinche en Tlaxcala, México), “Cernuda, el pájaro pardo, la guacamaya, mi abuela Umbelina y yo también”, “Desde mi Torre de Abobe en La Habana”, y por último Amar América (que es un florilegio de los anteriores con nuevas adiciones y sorpresas), tienen todos un ingrediente común: El amor.  El amor carnal, el amor al prójimo, a los viajes y a los encuentros son ejes de soporte en todos sus libros; incluyendo a “Mira la vida”. Ser el otro, construir versos con la memoria de lo vivido en sus viajes, desde la ventana cuando la pandemia la dejó sin ellos, en sus amaneceres y atardeceres cargados de reflexiones y en la introspección profunda.

Jacques Le Goff en “El tiempo como imaginario, el orden de la memoria.” apunta lo siguiente: “El poeta es, un hombre poseído por la memoria, el aedo es un adivino

del pasado, así como el adivino lo es del futuro. El es el testimonio inspirado de los «tiempos antiguos», de la edad heróica y, aún más, de la edad de los orígenes.

La poesía, identificada con la memoria, hace de ésta un saber e incluso una sabiduría. El poeta tiene su puesto entre los «maestros de verdad» [véase Detienne, 1967], y en los orígenes de la poética griega, la palabra poética es una inscripción viviente que se imprime en la memoria como en el mármol [véase Svenbro, 1976]. Para Homero —se ha dicho— componer versos

era recordar.”  Le Goff El tiempo como imaginario 1978.  pg. 145. 

 María Antonia García de León es profesora de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, poeta, reseñista, viajera, gestora cultural y muchísimos roles más que le ha ido ganando a la existencia. Sin embargo su principal oficio, ese que ha producido este hermoso compendio de poemas, es el que señala en la introducción de este libro: “El oficio de mirar la vida”. Al ejercer su labor “despierta”, lo ha hecho en toda su magnitud y con ello se ha convertido en otredad.  Como dijo Octavio Paz en ese poema maravilloso que es: Piedras de sol,  “los otros todos que nosotros somos…”  García de León ha cruzado los mares para introducirse en otras pieles y mirar desde otros ojos con amor genuino y atención plena complementada con empatía. Es por ello que este poemario está enriquecido, porque cuando lo leas verás con los ojos con que ella mira y en el ejercicio puede ser que te asombres al descubrir tu propia vida.  

Cierro las cortinas del telón de este artículo, con la convicción de que como el uróboro, el principio y el fin están conectados en este libro. Mira la vida es una pieza clave para la búsqueda del renacimiento y del despertar. Mirando con detenimiento la vida, conectados a los versos aquí expuestos podremos encontrar iluminación.  

Mg.Nery Santos Gómez (AWA)

Escritora, poeta venezolana/estadounidense

Miembro de número de la Academia Colombiana de  

 Letras y Filosofía

Premio Internacional «Rubén Darío» para la poeta y escritora María Antonia García de León. «Mira la Vida» y notas sobre mi epílogo para la obra.

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