La Secretaría de Cultura Jalisco, en conjunto con la Catedra de Literatura y Artes Agustín Yáñez, entregaron este galardón por decimosegunda ocasión. El premio consta de un reconocimiento y un incentivo económico de cien mil pesos. “¡Canta, Herida!”, escrito por Rodríguez Liceaga, bajo el seudónimo de Clemencia Corona se impuso sobre los trabajos en competencia de 46 autores que participaron este año.
Los miembros del jurado: Eduardo Antonio Parra, Ana García Bergua y Eugenio Partida, decidieron entregar, por unanimidad, el premio que honra y preserva la memoria de quien contribuyó a los estratos más altos de la cultura y la creación literaria, a la recopilación de cuentos del escritor. Lo anterior basado en su propuesta literaria, la variedad de estilos y lenguaje, así como la búsqueda de originalidad en sus temas y por su ingenio a la hora de abrir y cerrar sus historias; según lo mencionó la Dra. Miryam Vachez Plagnol, titular de la Secretaria de Cultura Jalisco.El PNCAY se suma a la lista de reconocimientos que ha recibido Gabriel Rodríguez Liceaga, en donde destacan también, el Premio Bellas Artes de Cuentos San Luis Potosí 2012 y el Premio Nacional de Narrativa María Luisa Puga 2010.Gabriel Yáñez, agradeció a la Dra. Miryam Vachez y Vanessa Gómez Leyva, coordinadora del Departamento de Literatura, la distinción que le hacen para atestiguar la entrega del premio, y en nombre de la familia Yáñez, hizo una cálida felicitación al joven escritor. Dijo tener la certeza de que el galardón será un estímulo para fortalecer su llamado a las letras. Habló además de la faceta de maestro de su padre, quien siempre procuró descubrir y alentar la vocación literaria de los jóvenes a través de sus consejos y meditaciones, para impulsarlos a trascender en el reino de las letras, tal como sucedió con el extraordinario poeta Rubén Bonifaz Nuño.
Durante la ceremonia Juan Vázquez, director de Desarrollo Cultural y Artístico, resalto los años de trabajo de la cátedra y la manera en que se ha consolidado como un espacio de socialización y dialogo entre los escritores.El escritor Godofredo Olivares (Puertas Adentro) narró una cálida semblanza del jalisciense, Don Agustín Yáñez, a quien hizo los honores con un cuento de su autoría que fue escrito especialmente para la ocasión. “Papalotes al viento”, leído en la voz de su autor hizo sentir la presencia en el recinto del célebre escritor de “Al filo del agua”.Por su parte, el galardonado, dijo que para él, el venir a Jalisco era ya de por sí un premio, pues asegura que los mejores narradores que ha dado México han nacido en este Estado. Citando a Rosario Castellanos, mencionó que: “un premio literario es una corona fúnebre en la tumba de un escritor”Con un acelerado y muy simpático hablar, expresó sus experiencias cuando hace 15 años el jalisciense entró en su vida al leer “Al filo del agua”. Con cariño recordó la anécdota en donde se le pregunta a Yáñez ¿qué es un cuento?, a lo cual el escritor responde:“El cuento es una pequeña pieza que requiere de una gran condensación, se trata de una obra compendiosa, sintética, de líneas esenciales muy simples. El análisis del cuento se da mediante la acción, los personajes de un cuento son más difíciles de crear porque el autor para darles vida cuenta con muy pocos elementos, su carácter debe expresarse en una frase, en una línea, en un gesto”Gabriel Rodríguez Liceaga completa la frase diciendo: “Ojala que alguno de los cuentos que forman ¡Canta, Herida! roce siquiera tales requerimientos”
Rodríguez Liceaga agradece a su maestro Eusebio Ruvalcaba todas las horas dedicadas a “tallerear” sus cuentos y confiesa que la calma del recinto (nombrado en honor del padre de su maestro, Higinio Ruvalcaba) lo llena de una alegría que lo deja sin palabras.La ceremonia cerró con un brindis en los patios del Ex Convento del Carmen en donde el escritor galardonado se dio tiempo de platicar con los asistentes, quienes se mostraron ansiosos de que “¡Canta, Herida!” salga muy pronto de la imprenta.