Para los críticos con el stand de Euskadi en Fitur, y como hemos sido muchos los llamados a opinar, el contrapunto del premio concedido por la misma feria y algunos miembros del colegio de arquitectos de Madrid, que han reconocido el trabajo con una mención especial, que no sé si está entre los máximos galardones, aunque me imagino que sí. El jurado ha visto acertado el juego de volúmenes y su capacidad para generar recorridos dinámicos, que es de lo que va esto. Para que conste y se sepa, la empresa Erakus es la responsable y las fotografías son de Igotz Zearreta. A cada uno lo suyo.
Los premios, como los stands, también arrastran su controversia. Casi siempre nos acordamos del Nobel de la Paz que recibió Barack Obama, pero a mí me resultó más doloroso el Oscar de Paul Newman por El color del dinero. A un actor como éste concederle un premio por una película tan menor me pareció una broma de mal gusto. Y eso que la Academia trataba de quedar bien.
Las paradojas de los premios hacen que Mahatma Gandhi no tenga el Nobel de la Paz, aunque fue nominado en cinco ocasiones. Claro que hasta 1960, este reconocimiento recayó en blancos, europeos o norteamericanos. Yo me lo guiso, yo me lo como. Hasta 2009, tampoco le habían dado el Nobel de Economía a una mujer. Elinor Ostromfue la primera, aunque a lo mejor no es para celebrarlo porque el premio se llama en realidad Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel. No hay placa que lo soporte y si te reconocen con éste galardón ya estás encasillado como un estudioso que tira a conservador. Como pasa con los políticos, los economistas están mal vistos porque no dan una. Luego, lo explican todo y dicen que no se puede dejar caer a los bancos, por eso caen mal ellos.
En los festivales, siempre hay una película coreana o austriaca que se lleva un premio de la crítica y los silbidos del público, que la considera un ladrillo infumable y a su director un soberbio y un snob, cuando no un cantamañanas. Vamos, como David Linch para la mayoría de los espectadores. Los premios son injustos; Katy Perry tiene cincuenta y tantos, pero nunca le han dado un Grammy, aunque ha estado nominada nueve o diez veces. Que no se entienda esta nota informativa como una campaña a favor de la joven, que no soy fan. Ayer interpretó Dark horse en la ceremonia de entrega. Yo soy más de Black Sabbath, que hace unas horas recibieron el premio a la Mejor Interpretación Metal por God is dead?. Demasiado profunda la cuestión.