Me sigue llamando la atención el poco cuidado con que se dan las noticias en nuestras televisiones, públicas o privadas.No se presta atención al detalle, no hay un mínimo de interés por hacer las cosas bien, no se esmeran; van a la bulla y al ‘como salga’. Y eso demuestra una gran falta de respeto al público: no les importa hacer las cosas mal porque creen que no merecemos que se esfuercen en hacer bien su trabajo. O nos toman por tontos y creen que no vamos a apreciar una mala redacción, una falta de ortografía, una incoherencia, o cualquiera de los muchos errores que se comenten a diario en los medios de comunicación.¿O será simplemente que no lo saben hacer mejor?
Hoy comenzamos con una metida de gamba de esas en las que tanto destaca el telediario de Telecinco.
Un aciago día del mes de marzo, Pedro Piqueras nos habla de un juicio. Se trata del conductor de un autocar que llevaba a bordo a un equipo juvenil de fútbol. El dicho conductor iba borracho y se le juzga "por la muerte de esa gente".¿Esa gente? Señor Piqueras, un respeto, hombre, un poco de decoro humano y profesional.Pero lo mejor del asunto es que después, cuando una voz en off da más detalles del caso, descubrimos que el vehículo había sido detenido por la policía y los jóvenes futbolistas recogidos por otro autocar que los llevó a su destino. O sea, que no había muerto nadie.Así que doble gambazo: llamar “esa gente” a quienes el locutor creía víctimas mortales, y dar una noticia con un error tan grueso.
Y ahora, díganme, ¿creen ustedes que Pedro Piqueras se disculpó por el error, rectificó o hizo referencia alguna a la equivocación? Efectivamente: no.
Otro resbalón, también en Telecinco: hablan de la cogida que sufrió recientemente el torero José Tomás, y dicen que “los médicos tardaron más de tres horas en atenderlo”. Pero no era eso. Es que estuvieron tres horas atendiéndolo, que es muy distinto. En otro programa, hace dos o tres días, dan una noticia sobre un desprendimiento de rocas que ha sepultado varias viviendas. Dice la locutora: “Debajo de esta montaña de escombros vivían cuatro familias”. ¿Eh? ¿Vivían debajo de los escombros? Serían cuatro familias de topos, ¿no?
El mes de abril ha sido especialmente prolífico en rótulos televisimos penosamente redactados.Por ejemplo, en un programa de TV1 nos cuentan la historia de un anciano de Granada que padece el llamado ‘Síndrome de Diógenes’,y que, a causa de tal enfermedad, ha acumulado en su casa toneladas de basura. Sobre las imágenes del reportaje aparece un rótulo a modo de pie de foto, en el que se lee: “Más de dos toneladas de basura ha acumulado un anciano con Diógenes de Granada”.Dicho así, parece que la basura la ha acumulado un anciano junto con un tal Diógenes de Granada, que además parece el nombre de un cantaor, al estilo Perlita de Huelva o Chiquito de la Calzada.O sea, suspenso en redacción.
Más ejemplos. En una tertulia de Canal Sur sobre la reforma del Código Penal, leemos que “el PP se abstiene por no incluir la perpétua”.En primer lugar, parece que es el PP el que no incluye la perpetua, con lo cual la frase queda incoherente. Y en segundo lugar, fíjense en la tilde tan mona que le colocan a ‘perpétua’. Pues nada: suspenso en redacción y en ortografía.Pero es que en el mismo programa ponen otro rotulito informando (es un decir) sobre la reducción de penas para algunos delitos, como “los de contra la seguridad vial”.¿Los de contra la seguidad vial? Suspenso y sin posibilidad de recuperación.
Otro, otro. Este de Antena 3. Reportaje sobre el caso escandaloso del profesor de kárate que resultó ser un pederasta. Sobre imágenes de la casa del tipo aparece el rótulo: “Una vecina del chalé de Torres Baena asegura que allí obligaba a los menores a ver porno”.
Pero, ¿quién los obligaba? ¿la vecina?Pues según el rótulo, sí, porque “una vecina del chalé de Torres Baena” es el sujeto de los dos verbos; así que la vecina “asegura” y la vecina “obligaba”. Es una cuestión de sintaxis elemental. De modo que otro suspenso, en redacción y en sentido común.
Para terminar, otro cartelito de Antena 3. En el telediario conectan con una reportera que está en París. Aparece el rótulo con su nombre y debajo del nombre pone “Enviada espacial”.
Pero la verdad es que no me extraña nada, porque parece que están todos en la luna…