Revista Educación

Prendas

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Prendas

James Willamor @ Flickr.com (CC-BY-SA)

James Willamor @ Flickr.com (CC-BY-SA)

Atrincherado e inmóvil en una esquina del mostrador, a Eva le pasó desapercibido durante un buen rato. No sólo porque era la esquina más alejada de la puerta y quedaba medio en penumbra, sino también porque aquella jornada la lavandería burbujeaba de clientes.

Faltaba apenas una semana para la romería, así que a la rota habitual de divorciados en busca de plancha se unía un desfile de trajes típicos de toda clase y condición. Oscurecido por la marabunta y los chorros de vapor, el pibe resultaba poco menos que invisible. Llevaba una bolsa azul de tela abrazada sobre el ombligo y se mantenía tan quieto como una tortuga al sol.

Cuando reparó en su existencia, hubo dos cosas que le llamaron la atención. Una que viniera sin su madre, a cuyo muslo derecho lo recordaba siempre pegado. Y la otra que, camuflado en su parálisis, dejara que todo Cristo se le colase.

Mientras tomaba nota del resto de pedidos, a Eva le dio por repasar mentalmente su historial de cliente. El traje premamá de cuando sólo era un proyecto. Los patucos que trajo su abuela, hinchada de orgullo. Los baberos estucados de manchas imposibles. La ropa de portero con el nombre de Iker Casillas. Y el traje azul marino de la Primera Comunión.

Fue entonces cuando sus ojos se encontraron y se hicieron cómplices. “No me atiendas todavía”, gritaron en silencio los del pibe. “Entendido”, respondieron los de Eva buscando el suelo. Supo así que la bolsa azul cargaba un juego de sábanas salpicadas de vida. Y suspiró pensando en lo rápido que pasa el tiempo.


Volver a la Portada de Logo Paperblog