Los periódicos en papel estaban en caída libre desde hacía años. La respuesta a esta tendencia no es simple ni monocasual. Sin embargo, queda bien buscar enemigos externos, se ha venido acusando a Internet de la desaparición de rotativos a lo largo de todo el planeta. Algunos han aguantado el tipo con versiones en papel y en digital, otros han desaparecido y otros han resuelto la situación conservando exclusivamente la versión digital.
Sin embargo, Internet es una gran plataforma para conseguir una difusión global con un coste relativamente pequeño. Montar un periódico se convierte en una tarea relativamente sencilla, pues se eliminan costosos y complejos procesos de elaboración y distribución y el grupo editorial sólo necesita el capital humano que ponga en pie los contenidos que nutrirán el diario. De esta manera han aparecido gran cantidad de "periódicos" digitales que gracias a la tecnología informática han alcanzado una difusión que antes nunca habrían conseguido. Muchas veces estos "periódicos" responden a la egolatría del personaje mediático que los crea y sirven más apoyar sus desvíos que para informar. Suelen encarnar una postura extremadamente parcial y defienden una posición ideológica muy marcada. Los contenidos ofertados se alejan la ética deontológica del periodismo convencional y no dejan de ser un conjunto de mensajes destinados a ensalzar o destruir un determinado personaje o corriente ideológica. Sin embargo, y como siempre hay roto para un descosido, estos panfletos virtuales, tienen sus adeptos. A fin de cuentas cada cual lee lo que quiere que le cuenten, ya que no vemos el mundo como es, lo vemos como somos. Dispuestos a publicar mentiras y sin importarles la de veces que tengan que batallar en los juzgados, ejemplo de estas publicaciones podrían ser Libertad Digital, Diario OK o El Plural. En este caso se demuestra que el mayor peligro para el periodismo no está en internet, sino en la calidad de la pr
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