Italia no es sólo la Italia del gossip y del escándalo sexy, berlusconizada política y culturalmente, incluso por sus mismos adversarios políticos, que -hoy mismo, entre otras cosas- parece muy preocupada por lo que hace o deja de hacer la señorita Ruby.
Señorita que es la última ocasión de barahúnda político-mediática asociada al actual jefe del gobierno, y que por eso aparece hoy en la cabecera derecha de la primera página digital del Corriere della Sera anunciando su próximo "sexy show all'Albikokka".
Algo de tenor similar (Le ragazze di Arcore) aparece en idéntica posición en el diario La Repubblica. Es la Italia político-mediática que sigue teniendo al señor Berlusconi y su mundo peculiar como referente casi único de cohesión política, ya sea para unos a favor y a su pesar, ya sea en otros, sin pesar alguno, en contra del actual gobierno.
El caso es que Italia es además otras muchas cosas, de mucha mayor cuantía si se piensa en el bien común y en la vida ciudadana, más allá de los intereses del divertimento político partidista de cada día.
Por ejemplo, hay una Italia atenta y ocupada en cuestiones políticas realmente asociadas a las necesidades ciudadanas, y en concreto a la familia y a la sociedad, que hoy puede leer en el diario Avvenire, curiosamente también en cabecera derecha de primera, llamando a la entera página 7, lo debatido en los tres últimos días durante la Conferenza Nazionale della Famiglia.
Congreso y debate organizado por el sociólogo de la Universidad de Bolonia, Pierpaolo Donati, coordinador del Plan Nacional italiano de políticas familiares y presidente del Osservatorio nazionale sulla famiglia. Uno de los sociólogos que hay en el panorama actual a quien merece la pena leer y escuchar, si no se tiene la oportunidad de dialogar personalmente con él.
En la entrevista con Donati que publica Avvenire pueden leerse -entre otras cosas- unas palabras que son del máximo interés:
(...) En el documento final del Congreso se platea un objetivo concreto, que es "poner a la familia en el centro de las políticas sociales. Cosa que supone un gran cambio de perspectiva: superar la ideología que durante años ha contrapuesto en nuestro país los derechos de la familia a los del individuo, como si garantizar los primeros fuese quitar los segundos. (...)
La filosofía del documento es concretamente el family main streaming: la familia como criterio desde el que se orienta toda la vida social. Esto significa que para construir políticas familiares eficaces, antes de asignar "bonus" o fondos determinados, es necesario que el país piense según las "medidas" (las necesidades o exigencias) de la familia: ¿responde la educación en las escuelas a la "medida" de la familia"? ¿Y los hospitales? ¿Y los horarios de trabajo? ¿Y los programas de televisión?
En Europa se ha hecho una gran inversión respecto del gender main streaming, la estrategia orientada a pensar las cosassegún las "medidas" (las necesidades o exigencias) de igualdad de oportunidades entre los géneros. Pero eso no basta: la primera "revolución" del Plan nacional consiste en garantizar la misma tutela a la familia. (...)
Ya se ve que los periódicos y las televisiones, últimamente obsesionados por lograr público para la publicidad, no siempre son capaces de distinguir entre sus intereses industriales inmediatos y las cosas que suceden y responden realmente a las necesidades de sus lectores o telespectadores como ciudadanos.
Desde luego que es más fácil contribuir al engolfamiento de la curiosidad morbosa de la ciudadanía o a los intereses partidistas de los políticos. Pero eso no quiere decir que responda a un encomiable quehacer profesional del periodismo.
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