Al comenzar el otoño, rápidamente seguido por el crudo y difícil invierno, empieza a ser noticia el porcentaje de personas que acuden a los hospitales y centros de salud, aquejadas de síntomas relacionados con el sistema respiratorio; los clásicos catarros, tos, bronquitis, asma, etc.
La Medicina Tradicional China no contempla dichas enfermedades como la medicina alopática, sino que las ve desde el prisma de afectación por un desequilibrio energético originado por las influencias atmosféricas sobre el individuo. Estas serían el viento, el frío y la humedad, por un lado, y la baja forma del sistema defensivo de algunas personas, que puede debilitarse por descuido en abrigarse y una alimentación no adecuada a la estación. Entre los síndromes que pueden aparecer en la temporada de otoño e invierno están: El síndrome de ataque de frío al pulmón, donde el Wei Chi (energía defensiva) no está en su máxima expresión, ya que el frío exterior lo debilita y éste se manifiesta en una disfunción en el control de los poros del cuerpo, permitiendo la entrada de este frío patológico que produce una desarmonía progresiva en el estado de salud.
Como consecuencia producirá una disfunción en el Qi (energía) a través de la nariz y los pulmones, provocando obstrucción al respirar y una rinorrea clara. Otro síndrome bastante común es el síndrome del frío afectando al bazo y a los pulmones. Aquí el frío además de estar afectando al pulmón nos indica la presencia de un síndrome más complejo, donde se ve afectado otro órgano, en este caso el bazo. Este se manifiesta con frío general y dificultad para lograr calentar el cuerpo, nauseas o poco apetito, que pueden acompañarse de dolores musculares y escasez de energía, puesto que el organismo no es capaz de generar la energía suficiente para moverse.
Esto lo explicamos como que el Jiao Medio (Bazo-Estómago) se ve afectado por el frío, generando humedad que se aloja en el cuerpo, lo cual provoca pesadez y dolor corporal. En este caso la rinorrea puede ser más consistente o espesa. El orinar con mucha frecuencia, los escalofríos y el temor a las corrientes de aire, pueden ser también síntomas de que padecemos un desequilibrio energético relacionado con la época invernal. Estos y otros síndromes, como la tos, fiebre, etc., los
cuales serían muy largos de enumerar, son los que describen clara y efectivamente los síntomas que se producen en el periodo estacional que vamos acabamos de comenzar.
La filosofía china y, dentro de ésta, la Medicina Tradicional China, contemplan que en cada estación se producen variados síndromes causados por diferentes agentes exteriores (como son los climáticos), e interiores (propios de cada individuo por su constitución y tendencias), y que estos se pueden prevenir con una valoración personalizada del individuo antes de que este enferme. Estos síndromes pueden preverse en el periodo anterior a la estación invernal, por medio de los sistemas de diagnóstico de la MTC: palpación, auscultación, interrogación, etc.
Gracias a ellos obtendremos la información adecuada para realizar la regulación energética del paciente, de modo que pueda afrontar en mejores condiciones de salud la estación fría. Es recomendable prepararse para estas estaciones evitando los alimentos de naturaleza fría como helados, bebidas refrigeradas, etc., porque pueden debilitarnos. Por eso, en otoño e invierno consumiremos alimentos calientes tipo sopas, cremas, estofados, cazuelas, etc., agregando jengibre rallado a la cocción, y beberemos bastante líquido con temperatura cálida como té, agregándole canela, y evitaremos los alimentos refrigerados o congelados.En relación al vestuario es bueno utilizar ropa que nos defienda de la temperatura exterior y tener siempre los pies calientes.
Si con estas recomendaciones no hemos podido evitar padecer alguno de estos síndromes, la Acupuntura, la Fitoterapia y la Medicina Tradicional China (MTC), disponen de terapias efectivas y adecuadas para restablecer el equilibrio perdido. Me gustaría añadir, sobre la tan comentada y poco realizada medicina preventiva actual, que ésta ya se realizaba en la antigua China, con la diferencia de que en esa época la función del buen médico era mantener sanos a sus “clientes” y que estos no se convirtieran en “pacientes”, y se le pagaba en relación a la efectividad de dicha prevención; un buen médico era el que tenía pocos enfermos que curar. Todo lo contrario a lo que ocurre actualmente, hoy en dia es habitual ser un enfermo crónico de por vida o pasar por quirófano, y la categoría del médico se mide por tratar a muchos “enfermos”, lo cual dista mucho de lo que debería ser el fundamento de la verdadera Medicina.
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