17 de noviembre de 1941.
Segunda Guerra Mundial.
El cónsul estadounidense en Japón, tras atar algunos cabos, decide telegrafiar a su país.
Se trata de un aviso donde se contempla un posible plan de ataque por parte de Japón a la base de Pearl Harbor.
El aviso es ignorado.
Una prueba más -tal vez- de que a EEUU le interesaba sufrir un revés para justificar su entrada en la guerra y poder así exigir sacrificios a sus compatriotas. No sería la primera vez en la historia.
El ataque tendría lugar finalmente el 7 de diciembre.