Continuamos esta saga de tribus urbanas con los compañeros de Blair Waldorf y Serena Van der Woodsen. ¿No les conoces? Los niños más clasistas de Nueva York, los protagonistas de ‘Gossip Girl’, han puesto de moda un estilo de vida que nació en las exclusivas universidades de América: los preppies.
El término preppy nació allá por los años 60, en los campus de Yale o Harvard. Los hijos de las familias más influyentes del país tenían la puerta abierta para acceder al campus y a sus famosos cursos de iniciación. Allí, los veteranos del campus se cebaban en bromas con los novatos, los preparatory. Para no gastar saliva, abreviaron el mote para acabar denominándoles preppies. Los japoneses, cazadores de tendencias donde los haya, fueron los primeros que le dieron importancia a este nuevo estilo. Teruyoshi Hayashida, cámara en mano, recorrió todos los campus de la costa este, retratando a los jóvenes de la Ivy League. Sus reportajes están recogidos en el libro Take Ivy, que se ha convertido en el reflejo de un estilo y una época.
Estos nuevos pijos no tienen nada que ver con los niños de la calle Serrano a los que estábamos acostumbrados. Nada de polos, jerséis de pico y pelo cual casco. El concepto se reinventa, como todo, y el estilo también. El ser preppie también incluye normas no escritas, propias de la burguesía: saber estar y etiqueta. Los iconos de este estilo, como ya os hemos avanzado, son los jóvenes más famosos del Upper East Side, los chicos de la serie americana ‘Gossip Girl’. Chuck Bass y Blair Waldorf resumirían gráficamente lo que aquí os vamos a relatar.
Los chicos preppies son incondicionales de marcas como Ralph Lauren, Tommy Hilfiger o Hackett. En su armario no encontraremos estridencias ya que no se rompen mucho la cabeza para vestir. La clave es mezclar prendas básicas con pequeños toques originales. Vamos, para que nos entendáis y os hagáis una idea: jersey gris + americana color teja + pañuelo estampado en el bolsillo + chinos negros + zapatos Oxford. Si estudias Derecho en el CEU y quieres cambiar tu estilo, te recomendamos un abrigo de paño, una camisa lisa, unos chinos neutros y una pajarita. Que no se diga.
Veamos, para los que quieren cambiar su look y emular a los pijos más pijos de Nueva York, podríamos sugerirles que optaran por llenar su vestidor, si es que tienen, con las siguientes prendas: Trencas, bermudas, pantalones chinos de colores, pequeños complementos estampados, cárdigan, camisas y jerséis a tutiplén, vaqueros slim fit, mocasines y algún traje entallado.
CONSEJO: Ojo, no hay que hipotecarse o robar un banco. Si no tienes mucho presupuesto, Zara es tu tienda. ASÁLTALA. Que pagues o no lo dejamos a tu sabia elección.
Y todo rey tiene su reina. Emular a la soberana del buen vestir, Blair Waldorf, no es complicado. Al igual que los chicos, las niñas preppies combinan prendas clásicas de fondo de armario, añadiendo pequeños detalles. Pulcras, conservadoras pero con un toque de mujer. Suena un poco casposo pero el resultado os sorprenderá. Es normal que con esa descripción os dé por pensar en Tamara Falcó o nenas de buena estirpe que, de tan finas, resultan viejunas.
Para ir a clase, sirven unas medias de canalé, una falda de tubo y una camisa de gasa. Arréglate pero sin que parezca que te has tirado dos horas frente a tu armario. Para echaros una mano en vuestra transformación os aconsejamos una serie de prendas que os convertirán en la niña más dulce del campus: slippers, medias de topitos, falda de vuelo, camisa con lazada y un trench. Y tan apañada. Tanto los chicos como las chicas le dan mucha importancia a los complementos. Tal vez sea porque, sin ellos, su estilo tampoco se diferenciaría del de sus padres o abuelos. El colofón final de sus modelitos puede estar formado por boinas, bufandas o fulares y corbatas.
Después de diseccionaros la estética de los preppies, podría hablaros de sus hobbies, rutinas o gustos. Sin embargo, estos no son especialmente característicos. Vamos, que hacen lo mismo que el resto de los mortales pero bien vestidos. Eso sí, es probable que en vez de emborracharse con Almirante y acabar en cualquier antro de Tribunal, beban Brugal Añejo y vayan a la discoteca MOMA. Pero para el caso, es lo mismo.
En el mismo campus de la Complutense, cercano a una zona tan exclusiva como Moncloa, el radar preppie se vuelve loco. Eso sí, hay que diferenciar entre los disfraces de pijo y los que realmente nacen con estilo. Si eres de la España profunda, más campechano que el Rey, por mucho que te gastes los dineros en ropa de Massimo Dutti, si abres la boca y te sale el pelo de la dehesa, nuestro trabajo no habrá servido de nada. Y no queréis que nos enfademos, ¿verdad?