Una gota de sangre se desliza lentamente por su pierna partiendo de la herida producida por el cepo impuesto desde su nacimiento, trampa mortal aliada con el tiempo, que lo mata lentamente, mientras comprende la razón existencial de la misma y lucha hasta su ultimo aliento.
Naciste acompañado del estruendoso eco producido por el sonido de un rayo, la tierra tembló acompañada por el llanto del viento, el miedo te encerró en una prisión, la envidia te observó satisfecha mientras vigilaba al otro lado de los barrotes y la avaricia, junto a la estupidez, te perdonaron la vida con el afán de dirigirte.
Te dejaron volar y soñar observando las formas que las nubes te regalaban a través de la única ventana de aquella prisión fría y olvidada, aprendiste de ellas que siempre habrá un mañana, volviste todas sus maldiciones contra ellos hasta que nada te engañaba…Ahora el miedo teme la mera idea de tu ira descontrolada, la envidia odia el brillo de tu espada, la avaricia y la estupidez tratan de monetizar y ridiculizar cada una de las palabras, darles un entendimiento que las amolden a la irrealidad creada…para que la realidad permanezca muda y enterrada.
Libre de aquella prisión, sientes como se desliza otra gota de sangre, mientras recorres el laberinto que te conduce al exterior y luchas con la bestia que habita en su interior, cargas con el peso de una herida abierta que te ralentiza en tu camino recordándote un amargo destino: la realidad de un ser superior.