Presencia de una ausencia, de Pablo Serrano. (Foto: Enrique F. Rojo, 2012)
Con motivo de la inauguración en el Centro Cultural Nicolás Salmerón de Madrid de una exposición antológica de los últimos treinta años de carrera del escultor Pablo Serrano, en la tarde-noche del lunes 25 de febrero de 1985 se realizó en el patio del Centro, sobre una pieza donada por Serrano el acto simbólico de la “quema del objeto”. (ABC, 26/02/1985)
Mientras de fondo sonaba el “Aleluya” de Haendel, en el interior de la obra, denominada por su autor “de la presencia de una ausencia“, se quemaba un cubo de cartón que al consumirse descubría la presencia simbólica del objeto quemado en el espacio vacio surgido.
En esta obra el centro, el interior, cobra protagonismo. Una forma, un objeto destinado a ser destruido. La construcción del vacío que se genera a consecuencia de la destrucción de ese objeto mediante el fuego. La quema como acto conceptual. La destrucción produce un nuevo objeto artístico. La quema (destrucción) conduce al vacío (construcción). Lo que permanece, para Serrano, es la presencia de una ausencia.
“El espíritu (…) también en esta materia y pertenece / a cada individuo, él es tiempo ilimitado/
Tenemos consciencia de los espacios / Creemos en tiempo y espacio limitado / nos hacemos
nos continuamos (tiempo y espacio ilimitado) / realizamos otro objeto extendiendo al infinito las
características de él/ Tomamos un cuerpo de materia/ Si hacemos desaparecer el primer objeto nos quedamos otro espacio / PRESENCIA DE UNA AUSENCIA /”. (Pablo Serrano)
Presencia de una ausencia, de Pablo Serrano. (Foto: Enrique F. Rojo, 2012)
Esta “quema del objeto nocturna” ya la realizó Serrano en 1980 en la exposición antológica celebrada en la Fundación Calouste Gulbenkian de Lisboa, y en la plaza de España de Alcañiz (Teruel) en 1981, donde la obra, similar a la madrileña, se acabó por situar frente a la fachada del Hospital de Alcañiz, en la calle del doctor Joaquín Repollés .
Lo curioso de esta obra, como una constante en la carrera de Serrano -también hay otra pieza similar en Andorra (Teruel)-, y a la que dedicó una investigación casi obsesiva, es el escaso interés que parece que ha despertado entre sus propietarios. La o las piezas en cuestión fueron donadas por Serrano a los ayuntamientos que ahora las poseen y, por lo general sirvieron para representar el mencionado rito de destrucción-creación a través del fuego. “Tomar el fuego o darse al fuego, destruir o consumirse; tal es el giro psicológico que transforma todos los valores. Por el fuego todo cambia. El fuego es interno o externo; el externo es mecánico, corruptor y destructor; el interno es espermático, engendrador, madurador” -decía Serrano.
“Ayuntamiento de Madrid. Jardines del Centro Municipal de Mayores “Nicolás Salmerón”. Inaugurados el 17 de Febrero de 1995 por el Excmo. Alcalde de Madrid D. José Mª Álvarez del Manzano López del Hierro“. (Foto: Enrique F. Rojo, 2012)
Las esculturas como la de Madrid o Alcañiz fueron ubicadas en espacios acordes al carácter de la obra y con el tiempo se trasladaron a otros lugares. Ahora se encuentran en medio de zonas de paso, sin interés o medio escondidas. En el caso de la que se situó en Madrid, en el patio del Centro Cultural Nicolás Salmerón, en 1995 se reubicó en una especie de parque fuera del recinto original. Este parque, cerrado con una verja y con aspecto de un jardín privado, fue inaugurado el 17 de febrero de 1995 por el entonces alcalde Jose Mª Álvarez del Manzano, con el fin de servir de zona verde para las personas que acudían al Centro de Mayores “Nicolás Salmerón”. Durante 13 años sólo se utilizó para algún campeonato de petanca y, desde 2008, aproximadamente, hasta mediados de 2012 sólo se abría por el personal de Parques y Jardines para su mantenimiento, escaso por otra parte.
Así, la escultura ha permanecido olvidada, en medio del parque, abandonaza y, por periodos, devorada por la maleza. En la actualidad el parque se abre en el horario en que permanece abierto el Centro de Mayores. Parte del ajardinamiento se ha desmantelado y se mantiene un vallado de obra junto a material de albañilería en estado de abandono total. Solamente lo visitan los gatos y los perros con sus dueños.