Revista Cultura y Ocio

Presentación de La vida después, de Marta Rivera de la Cruz

Publicado el 27 diciembre 2011 por Goizeder Lamariano Martín
Presentación de La vida después, de Marta Rivera de la CruzEl pasado jueves 22 de diciembre asistí, junto con María y Pablo, a la presentación de La vida después, de Marta Rivera de la Cruz, que tuvo lugar a las 19.30 horas en la librería Lé, situada en el número 154 del Paseo de la Castellana. El acto, más que una presentación, fue una tertulia entre la autora, Ángeles Aguilera (de la editorial Planeta) y las cerca de quince personas que pudimos disfrutar de una agradable tarde literaria.
La primera en intervenir fue Ángeles Aguilera, que habló de la novela. “Los protagonistas son una pareja de amigos, que son solo eso, amigos, nada más ni nada menos. La amistad es el tema central de esta novela moderna, íntima, sutil, emocionante, sencilla y compleja al mismo tiempo. Victoria es una mujer de éxito, con dinero, que vive en Nueva York y tiene un marido guapo y rico. Pero un día recibe una llamada y se entera de que su mejor amigo, Jan, ha muerto de un infarto, por lo que ella tiene que viajar a Madrid para asistir al funeral, y allí recordará toda su vida pasada y vivirá rodeada de recuerdos, de historias, de personas que pondrán su vida patas arriba”.

Sobre la autora, Aguilera recordó: “Marta Rivera de la Cruz es una gallega de Madrid que ha publicado ya seis novelas: Que veinte años no es nada, Hotel Almirante, En tiempo de prodigios, El inventor de historias, La importancia de las cosas y La vida después. Es una novelista de pequeñas cosas y detalles y una gran periodista de éxito”.

A continuación tomó la palabra Marta Rivera de la Cruz. “Hablar de las novelas es difícil, porque no hay que contarlas, hay que leerlas. Pero esta tiene la ventaja de que lo esencial se puede contar sin revelar lo importante al lector. Es una historia que defiende la amistad frente a las suspicacias, la incredulidad, los recelos y la típica frase de es una pena que no seáis algo más. Porque los protagonistas son los mejores amigos del mundo y pasan por distintas etapas y pruebas. La última prueba es la muerte de Jan y la petición final que le hace a Victoria, una cosa muy delicada, porque él sabe que su familia va a saltar por los aires. Tiene una hija de su antigua novia, que es una madre pésima y la hija es una adolescente insoportable y él es el pegamento que une todo. Cuando muere su familia se enfrenta a un problema económico, clásico y prosaico, por el que Victoria entra casi sin quererlo en una casa de locos, donde nadie le quiere y todos desean que se vaya y ella quiere marcharse de allí rápidamente, porque sabe que no pinta nada y eso le provoca un odio hacia Jan, porque le hace una faena enorme aunque ya esté muerto”.
Sobre los personajes de la novela, su autora relató: “La historia es un retrato de personajes peculiares e interesantes: Chloe, la ex novia de Jan; Solange, la hija; Marga, la mujer, también está la madre de Marga, una suegra atípica... Cuando empiezo una novela solo tengo claro la línea argumental, nada más, no sé quién va a aparecer, pero los personajes dan codazos para sacar la cabeza. Quise incluir a la suegra para provocar un choque generacional. Es una novela de personajes, pero no tengo muy claro si los secundarios existen de verdad, son prescindibles, los que aparecen en menos páginas, pero aquí todos son fundamentales y si los quitas la novela cambia. Estos personajes sostienen a los principales, por eso no me atrevería a decir que son secundarios”.
Sobre su forma de trabajar, la autora confesó: “Probé a apuntar las cosas en un cuaderno pero fue horrible. Los personajes necesitan libertad para cambiar, para difuminarse. Jan por ejemplo es como Nueva York, no aparece nunca, pero ambos son fundamentales, los tenemos en la cabeza todo el rato. Son a donde ella quiere volver y lo que todos envidian”.
Respecto a otro de los personajes, la madre de Jan, Marta Rivera de la Cruz explicó: “Me gusta mucho porque explica por qué Jan es como es. Es un personaje que me encanta aunque aparece muy poco. Es una madre sacrificada, entregada, el contrapunto de Chloe, que es egoísta, siempre quiere ser el centro de atención”.
La autora añadió: “Me lo paso muy bien cuando escribo porque no sé cómo va a acabar la historia. Esta es mi sexta novela pero es la que más me ha costado escribir, he tardado un año y pico pero le he dedicado muchas más horas, he tenido muchos problemas con la estructura, para mí ha sido lo más difícil, a pesar de que en la novela no hay alardes estilísticos, es muy lineal, no es complicada. Lo peor de todo, lo más terrible fue contar cómo se conocen Victoria y Jan. En mi ordenador tengo diez archivos distintos con esta parte de la novela, ninguna funcionaba, no me lo creía yo que lo escribo, así que cómo lo iba a creer quien lo lee. Me dio por pensar cómo he conocido a mis amigos, a mi pareja, a las personas que son importantes en mi vida, y me di cuenta de que a todos los conocí en situaciones muy normales, no extraordinarias, que era lo que yo buscaba para la novela, por eso al final la química salta entre Jan y Victoria pero es una química de amistad, no sexual, cuando se conocen en la universidad. Ella es el patito feo que se transforma, sin operaciones, en una mujer sofisticada. Por eso surgen los celos, la envidia, pero también la ternura, la generosidad y en la novela se juega con los sentimientos para crear tensión”.
Sobre los personajes de esta novela, su autora destacó: “En la vida no hay personas perfectas, en general los personajes son buenos, no son malos, pero están llenos de defectos y agujeros, son muy humanos. Luchan para ser lo mejor posible. Pero Victoria es muy soberbia y despectiva, Jan es un cabeza de chorlito y en general todos los personajes están llenos de cobardía”.
Tal y como señaló Marta Rivera de la Cruz, la amistad es el tema central de esta historia. “El tema de la amistad me interesa mucho, por eso aparece en todas mis novelas. En esta quería dar la otra versión, los protagonistas son amigos y siguen siéndolo, no llegan a nada más. Muchos lectores pensaban que al final iban a confesar que eran algo más. Es un tema que le interesa a todo el mundo, porque todo el mundo tiene una opinión formada sobre esta cuestión, ya sea a favor o en contra. Hice un vídeo en el que en la calle preguntaba a varias personas si creían que un hombre y una mujer pueden ser solo amigos y todas las respuestas fueron muy categóricas. Además, desde la publicación del libro me han escrito muchas personas contándome sus historias personales sobre este tema. Por ejemplo, un hombre de cincuenta y tantos años me contó que él y una mujer eran amigos desde hace 17 años, desde que trabajaban juntos en una librería y que a pesar de la distancia, del paso del tiempo, de que los dos se han casado y han formado sus familias, han seguido con sus vidas, siguen siendo amigos e incluso las dos familias tienen relación y están en contacto. También me escribió una chica para contarme que su mejor amigo le confesó que estaba enamorado de ella y que desde entonces ella no creía en la amistad entre hombres y mujeres”.
Presentación de La vida después, de Marta Rivera de la Cruz
Sobre su propia opinión personal, la autora indicó: “Todo es cuestión de la gente, es cierto que la amistad entre hombres y mujeres en general es difícil, pero es posible. También depende de cómo sea cada uno. Por ejemplo en la novela las apariencias engañan. La vida ideal de Victoria no era tan ideal y cuando muere Jan su vida se pone patas arriba y se da cuenta de que está siendo utilizada por su marido”.
Sobre Jan, Marta Rivera de la Cruz añadió: “Su verdadero nombre es Javier Alonso Nance, Jan es un apodo. Después de escribir la novela conocí a un Jan. Este tipo de motes que se ponen en la adolescencia son para siempre. En la universidad tenía un compañero que le llamábamos Cabib, y en quinto de carrera me enteré de que se llamaba José Luis y de que el mote se lo había puesto su hermana”.
La autora habló también de la historia que hay dentro de la historia. “Es una novela dentro de la novela para descubrir quién era el padre de Jan, una historia fascinante que nos lleva a Centroeuropa en los años cuarenta, nos cuenta la historia del cinematógrafo, aparece Greta Garbo. En todas mis novelas hay un viaje en el tiempo, para mí sería lo más alucinante del mundo, pero es imposible y escribir sobre ello es lo más parecido a hacerlo realidad. Esta historia que cuento pasó en realidad con Chaplin, con con Greta Garbo. La historia de la película la saqué de un periódico. La noticia la leí hace tres años en una revista, mientras viajaba en avión. Un americano había comprado en Ebay por cinco dólares una película antigua que resultó ser de Charlot y que valía un pastón, se vendió en una subasta por un millón de dólares. Quería escribir sobre algo tan impresionante, saber qué piensas, qué sientes en un momento así. Estas cosas no tienen precio, vale lo que se quiere pagar por ellas. Quería escribir sobre el pringado que lo vendió, imaginar quién era, por qué lo hizo, si realmente sabía lo que contenía la película o no. Pero ya vale de hablar de la novela, porque la estamos destripando miserablemente”.
Sobre la industria editorial, Marta Rivera de la Cruz relató: “Ahora estoy con la promoción de la novela, porque los libros no solo hay que escribirlos, también hay que venderlos. La literatura es una industria. Yo no estoy a favor de la cultura gratuita, de subvención. Porque creo que es algo peligroso y perverso. La cultura la tiene que pagar quien la disfruta, no los impuestos de todos. Para mí un libro es como un hijo, ahora hay que cuidarlo, llevarlo de la mano, hasta que pueda andar solo”.
Presentación de La vida después, de Marta Rivera de la Cruz
La autora habló también de sus gustos literarios. “Siempre leo de todo, lo que me apetece en cada momento, también cuando estoy escribiendo algo. En el programa La Linterna de la Cope tengo una sección de recomendación de libros y eso también me ayuda a leer obras variadas. Tengo la suerte de concentrarme mucho y muy fácil cuando escribo, por eso escribo donde sea, siempre llevo el portátil encima, no soy nada solitaria y me encanta escribir en cualquier parte. Por ejemplo la mitad de esta novela la corregí en abril en el aeropuerto de Zurich, cuando volvía de Belgrado de presentar En tiempo de prodigios”.
Y añadió: “Nunca escribo seis horas al día, soy muy flexible, escribo cuando puedo, pero todos los días hago algo para no desconectarme de la historia y no perder el hilo. Con otras novelas tenía en la cabeza la escena final, aquí sabía que no iba a haber un suicidio colectivo ni el secuestro de un avión, pero no esperaba que la historia acabase así, no sabía cuál iba a ser el final. Con En tiempo de prodigios y La importancia de las cosas sí que sabía el final, pero en el resto de las novelas no”.
Marta Rivera de la Cruz habló también sobre sus próximos trabajos. “Ya hay una novela que me está pidiendo paso, hoy mismo, mientras ordenaba los armarios, me he dado cuenta de que estaba pensando en escenas de la novela, tengo ganas de escribir, pero antes quiero cerrar esta puerta, la historia y la novela anterior, para no escribir híbridos”.
Y concluyó: “Todos los personajes, como las personas y como la vida, no son lo que parecen, nunca sabes qué pasa en una casa cuando se cierra la puerta”.
La presentación estaba enmarcada dentro de una campaña de las bodegas Las Moradas de San Martín de Valdeiglesias (Madrid), en la que se ha vinculado cada vino con un autor, para unir de esta forma vino y literatura. El primer vino, denominado Initio, está apadrinado por Marta Rivera de la Cruz, quien ha escrito un relato para la ocasión. El segundo estará representado por la escritora Ángeles Caso. Por eso, una vez finalizada la presentación del libro, todos los asistentes pudimos disfrutar de un aperitivo y de este buenísimo vino de la Denominación de Origen Vinos de Madrid.

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