Lo primero que llama la atención es el título del libro, Melancolía y otros pájaros. Según la RAE, melancolía significa “tristeza vaga, profunda y sosegada.” Este término, unido a “pájaros”, nos da una idea de la vocación nómada de los relatos de Alicia Andrés, de su espiritualidad. También de la fugacidad del instante, del ansia de libertad. Y de esas atmósferas parten los relatos del libro, algunos de ellos bañados en un halo mítico y situados en el Macondo personal de la autora, una geografía de raíz rural, con un tiempo cíclico que gira en torno a las cosechas. Cada historia parece concebida junto al fuego y nace, como en el haiku, de un aware o asombro fruto de la contemplación de la naturaleza o el entorno. A partir de un pequeño destello que formará después el núcleo del relato, la autora va tejiendo las tramas. Todos los relatos parten del realismo en su concepción y descripciones, aunque la mayoría son impregnados de una sutil magia a través de la inserción de pequeños elementos que dibujan un misterio esencial. Como en los cuentos de Cortázar, siempre hay paréntesis en la realidad, pequeñas grietas por donde se cuela lo maravilloso. ©Verónica Aranda (Fragmento del prólogo a Melancolía y otros pájaros, editorial LCK15, 2014)