Revista Filosofía
Cuando la inquietud que nos constituye queda atrapada en nuestro interior, se convierte en una fuerza diabólica que está en la base de los trastornos psíquicos y que puede empujarnos hacia comportamientos autodestructivos o antisociales. Pero si conseguimos convertir esa inquietud primordial en el combustible de una tarea vital, de una acción productiva en el mundo, pasa a ser el fundamento de lo mejor de nosotros mismos.