Como llegamos con media hora de adelanto, nos dio tiempo a tomarnos algo. Eso sí, de todo menos café, porque en el local Echegaray 21, situado en esa dirección del centro de Madrid, no había cafetera. A las siete menos cinco bajamos a la planta baja, donde a las siete iba a comenzar la presentación.
Sin embargo, no empezó hasta media hora después, a las 19.30 horas, y en esa media hora nos dio tiempo a agobiarnos un poco. El local era demasiado pequeño y estrecho, tenía muy poca iluminación y, sobre todo, había muchísima gente, demasiada. Casi no cabíamos, estábamos de pie, pegados unos a otros, recibiendo empujones... vamos, como sardinas en lata.
Aun así, aguantamos la espera y por fin el director editorial de Ediciones Oblicuas, Alberto Trinidad, subió al pequeño escenario y, micrófono en mano y bromeando, se dirigió a todos los asistentes. “Me siento como una estrella de rock, que en realidad es lo que he querido ser toda mi vida. Gracias a todos por haberos acercado hasta aquí y gracias al local Echegaray por cedernos su magnífico espacio. Para mí es una gran satisfacción presentar a nuevos autores, porque en nuestra editorial tenemos la voluntad de ayudar a los escritores con talento que, sin embargo, tienen cerradas las puertas de las grandes editoriales, para que puedan ver publicada su obra y cumplir así su objetivo, su sueño. Por eso estamos muy orgullosos de poder hacerlo además con unos índices óptimos de calidad gracias a nuestro equipo de colaboradores del más alto nivel. Me apetece ponerme a cantar, aquí de pie y con el micro... Pero será mejor que os deje con Coan”.
El autor de Número PUK, el protagonista del acto, tomó la palabra: “Me gustaría presentarme, pero creo que, por esta vez, voy a prescindir de ello. No es que quiera ser descortés, o trate de resaltar mi faceta más antipática, nada por el estilo. Sólo que no me apetece desvelar datos que no son para nada relevantes. Por ahora. Seguramente te habrás cruzado conmigo alguna vez por la calle, en algún bar, en alguna fiesta, en nos grandes almacenes, en el tanatorio o, quién sabe, incluso puede que haya sido... junto a la puerta de tu casa. Es posible que hasta nos hayamos dirigido la palabra en alguna ocasión. Es muy probable que fuese a mí a quien aquel día le dijiste por teléfono lo siento pero se ha equivocado de número, o con el que te disculpaste la otra noche en el bar del centro tras derramar mi copa. Hasta puede ser que tú y yo nos hayamos visto las caras en algún mal momento. Me conoces, lo sabes, o al menos lo presientes. Yo lo sé. Y es que yo nunca olvido una cara. Está oscuro, hace frío, huele mal, este lugar es pequeño, está sucio, es incómodo y, para colmo, no tienes ni puta idea de dónde coño estás. Es posible que más lejos de tu casa de lo que pudieses desear, o acaso más cerca de lo que pudieras imaginar. Deberías ponerte a gritar, pero lo más seguro es que nadie llegara a escucharte, ni siquiera a oírte. Sutil diferencia, pero importante en todo caso. A lo mejor, por algún sitio existe la posibilidad de salir de este lugar, por ¿en qué punto del mapa aparecerías? Puede ser que en alguna gran ciudad, o en algún pequeño pueblo. Si encuentras a alguien medianamente generoso, incluso podría ayudarte. Muy improbable en estos tiempos que corren. Lo más lógico es que te miraran con desconfianza y recelo y escaparan de ti; rehuirían tu mirada y se escabullirían de tu presencia. ¿Y si estuvieras en la montaña? ¿Cómo llegarías a algún sitio lo bastante civilizado donde pudiesen ayudarte? No imaginas lo largas que pueden llegar a ser las distancias en tus circunstancias. Sí, en tus circunstancias. ¿Todavía no has reparado en qué circunstancias te encuentras? Deberías valorar con más detalle, antes de pretender hacer nada, las circunstancias en las que te encuentras. Así empieza Número PUK. Buenas noches a todos”.
Después de esta entrada tan desconcertante, en la que Coan Gómez recitó, porque ni siquiera leyó, el comienzo de su novela, el autor prosiguió: “Gracias a todos por venir. Mi ilusión, mi idea, era que vinieseis algunos, pero no tantos. Es alucinante, estáis mi padre, mis tíos, mi cuñada, compañeros de trabajo y de estudios, gente del pueblo, de Palma de Mallorca... Estoy muy emocionado. Mil gracias. Ojalá disfrutéis la novela tanto como yo escribiéndola y presentándola. Es cierto que no a todos os gustará, pero no os asustéis, eso es ficción, el de verdad está aquí, pero eso es lo que me sale de dentro”.
Después de esta peculiar presentación que, nos gustase o no, desde luego nos sorprendió y no nos dejó indiferentes, Nuria y yo estuvimos hablando con Alberto Trinidad y a ella le regaló un ejemplar de su libro, El Arquitecto de Atmósferas, y a mí uno de Número PUK, por lo que aprovecho desde aquí para darle las gracias por la invitación a la presentación y por los libros, ya que anteriormente también me había enviado Persiguiendo ángeles, de Alberto Díaz.
Y ya que tenía el libro, aproveché para que me lo dedicara el autor. Tengo que decir que Coan Gómez se mostró cercano y muy amable. Y, desde luego, la presentación que hizo de su obra me llamó muchísimo la atención y me picó la curiosidad. Estoy deseando leer el libro y, como son sólo 90 páginas, pronto tendréis aquí la reseña.
Os dejo con la foto que me saqué con el propio Coan Gómez y con otras fotos que hice de una de las paredes del local, que la habían decorado para la ocasión con unas siniestras fotografías que, por lo que me comentó Alberto Trinidad, tienen mucho que ver con el argumento de Número PUK...
Abrazos literarios para todos.
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