Fotografía de google
0 Votos obtenidos¡Vótame!¡Vótame!El juego sigue sin míJunto al autor, la periodista Marta Rivera de la Cruz que plantea el acto como una conversación en la que preguntas y respuestas se suceden.
Casariego define su libro como una novela de iniciación o educación. Es una historia de adolescentes que puede ser leída por adolescentes pero, en realidad, está dirigida al público adulto.
A la pregunta de en qué momento decide que quiere escribir esa historia, el autor se remonta a mucho tiempo atrás. Nace de la carta que un chico escribe a su ex novia citándola en un lugar determinado, si ella no acude, él se suicidará. De esta manera y tras juntar otros recuerdos dio forma a la novela.
El escritor siempre tuvo claro que quería hacer una novela para adultos pero con protagonistas adolescentes. Como lector piensa que es en esa época cuando más se lee y son libros que te marcan. Como escritor considera que la adolescencia es un terreno muy rico para escribir sobre él. Hay muchos cambios y la vida corre vertiginosa.
Ya en la primera frase se observa una clara referencia a Moby Dick de Melville, aunque es consciente que muchos no lo entenderán. Tampoco otras referencias del libro.
El juego sigue sin mí es la historia de un chico de 13 años que tras suspender matemáticas, sus padres, buscan alguien que le ayude. Aquí aparece Roy, el chico más especial del instituto. A sus 18 años Roy tiene ese aire de Rebelde sin causa a lo James Dean. La historia narra la vida de Ismael a lo largo de seis meses, contada desde sus trece años pero a punto de cumplir los 24. Llama la atención que en la novela no hay referencias futuristas.
Común al autor es el nombre que da a la sala donde ambos jóvenes acuden a un concierto: «La guillotina». La familia Casariego poseía un bar con el mismo nombre. La presentadora afirma que la novela tiene muchas cosas del escritor aunque él no lo cree así. Tras desgranar distintos episodios debe confesar que, efectivamente, hay mucho de él y sus hermanos en esta historia.
Martín Casariego cree que la educación es mucho más de lo que te enseñan en el colegio. Los padres son responsables de darles la mejor educación complementaria a sus hijos fuera de la escuela o el instituto. En el libro se insinúan algunos temas que no llegan a desarrollarse, como es el caso del abuso escolar.
El autor se alegra de haber cambiado el final de la historia. Lo que en principio sólo se insinuaba terminó siendo un final explícito: «Algo que tal vez sorprenda».
Marta Rivera de la Cruz quiso despedir el acto con la frase que más le ha gustado de la novela: Sus ojos brillaban como un cielo congelado.