Los materiales más sencillos, los que huelen a tierra y a campo de amapolas, los que se trabajan de forma artesanal, con las manos, son de por sí bellos y cálidos. Estas cintas de cáñamo cayeron una mañana en nuestras manos y nos apetecía hacerles sitio, darles un lugar en el estudio y empezar a utilizarlas en nuestros trabajos.
De momento han empezado siendo solo la sujeción de estos colgantes de piedra volcánica, en corazones, crucifijos y estrellas, pero tenemos más proyectos pendientes con ellas, en los que serán, porque simplemente se lo merecen, mucho más protagonistas.
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