Me permito invitar a todos a estar agradecidos a Dios. Sin duda, y aunque a veces nos neguemos a reconocerlo, tenemos muchos motivos para estas agradecidos, aun en las situaciones más complicadas que hayamos podido vivir, en las que quizás estemos viviendo ahora, o por las que, sin duda, tendremos que transitar durante los años que nos queden de vida en este mundo.
Yo tengo muchísimo por lo que estar agradecido. Pero hoy me centraré en dar gracias a Dios por las tres personas que más me han influenciado y aportado a lo largo de mi vida. Mi madre, mi esposa y mi hija. Sin ellas, sin su influencia y sin su amor, seguramente yo no sería ni una pequeña parte de la buena persona que trato de ser, y ciertamente sería peor persona de lo que hoy soy.
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