Al hilo del post relacionado con Laura Gutman me gustaría contaros la situación por la que está pasando una persona conocida. Creo que su caso ilustra muy bien a lo que yo quería referirme: la presión a la que las madres nos vemos sometidas. Mi intención con esa entrada no era hacer un enfrentamiento entre madres que tienen trabajo y madres que no lo tienen, ni llamar peores padres o madres a quienes se ven obligados o eligen trabajar fuera de casa. Para quienes me vais conociendo sabéis que no hago esas cosas y que de primeras respeto la opción que cada uno elija.
Yo no critico a los padres, bueno a algunos sí, como hacemos todos. Mi crítica es a la sociedad, a las empresas, a los trabajos, que nos presionan sobremanera y nos obligan a tomar decisiones que a veces no se corresponden con nuestros deseos o necesidades.
El caso de esta mujer es el siguiente, insisto, es un caso verídico al cual prometo no estar añadiendo ni una sola coma. La pasada primavera fue madre por segunda vez. Tiene un cómodo trabajo, su jornada acaba a las 3 de la tarde. Pero, al igual que hizo con su primer hijo, decidió coger una excedencia hasta que el pequeño cumpliera un año. A la mitad de su excedencia su empresa ha contactado con ella, y le han contado que su compañero ha cogido una baja por una grave enfermedad y claro, se quedan en cuadro. Así que la han pedido que deje su excedencia (por cuidado de hijo) y se reincorpore para que ellos no tengan problemas, y dicho sea de paso para no tener que contratar a otra persona que cubra esas dos ausencias. ¿Cómo se os queda el cuerpo?. Cuando ayer tarde me enteré no tuve palabras, me quedé sin habla la verdad. No daba crédito a lo que estaba escuchando. ¿Está o no está presionando esa empresa a esta trabajadora-mujer-madre?.
Obviamente ella puede elegir no regresar aún a su empresa, pero tiene miedo. Tiene miedo a perder su puesto de trabajo, tiene miedo a que tomen represalias contra ella, tiene miedo porque es un trabajo con un horario maravilloso que la permite, cuando se reincorpore, atender a sus hijos perfectamente, recogerles del cole, pasar la tarde con ellos. ¿Qué hará? Pues seguramente se reincorporará, pedirá ayuda a su (santa) madre, la abuela de las criaturas para que lleve al mayor al cole y se quede con el pequeño el tiempo que ella trabaja. La abuela ya está mayor, todo hay que decirlo y aunque ella lo hace encantada, que me consta porque la conozco, cada vez la cuesta más.
Presiones, presiones y más presiones. Esa es mi conclusión en el día de hoy.
