En noviembre de 2007, tras comenzar a aplicarse la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) en España, el catedrático de Salud Pública Carlos Álvarez-Dardet, encabezó una campaña pidiendo una moratoria en la aplicación de este producto con cargo al Sistema Nacional de Salud (SNS). El País entonces publicó un texto a modo de manifiesto que firmaron más de 10.000 personas, entre ellas la mitad de catedráticos de Salud Pública de las universidades españolas.
Ni esto ni mucho menos el derecho a la información de los ciudadanos y la libertad de expresión gustaron a uno de los dos fabricantes del fármaco, Sanofi Pasteur, Merck, Sharp & Dohme (MSD) -que produce la marca Gardasil-. No contento con las críticas, la compañía farmacéutica retiró de inmediato la publicidad de su laboratorio del suplemento de Salud que el periódico elaboraba.
Álvarez-Dardet valora así la primera campaña por una moratoria:
La respuesta fue una muestra del vigor ético de la salud pública española, capaz de anteponer la defensa de la salud de la población a los intereses corporativos”.
La agresividad desplegada desde el comienzo del camino de la vacuna deja ver la posibilidad de que el laboratorio buscara un pelotazo económico rápido por si la vida del producto no fuera todo lo larga que desearía.
El tiempo arropa con más datos dicha hipótesis pues Gardasil es, de todas las vacunas, la que más notificaciones de posibles reacciones adversas acumula (hay 352 notificaciones de posibles muertes en la Agencia Europea de Medicamentos).
La publicidad para promover el uso de la vacuna fue más que discutible. Aconsejo leer un capítulo de mi libro La salud que viene en el que detallo la operación de marketing del miedo llevada a cabo.
Pero además, sirva de ejemplo algo que desconocía y que documenta el citado catedrático, la pregunta que la diputada por Convergencia i Unio (CiU) en el Congreso, Mercé Piagem i Palmés, efectuó al gobierno español sobre la licencia de la vacuna un mes antes de que apareciera el primer artículo en el New England Journal of Medicine (NEJM) sobre la eficacia de Gardasil (Boletin Oficial de las cortes generales. Congreso de los Diputados.num 543, 17 de Abril de 2007).
Es obvio que disponía de información confidencial sobre el asunto entonces, ¿a cambio de qué hizo esta diputada ese supuesto servicio a Sanofi Pasteur?”, comenta el profesor.
Los intentos de Sanofi para acallar toda crítica a la vacuna desde el ámbito académico no cesaron.
Junto con Marta Martín, compañera de Universidad, Álvarez-Dardet publicó en Gaceta Sanitaria un artículo instando la retirada de una engañosa campaña publicitaria (desarrollada por la agencia Shakleton) sobre la vacuna VPH.
Se trataba de una campaña on line culpabilizando a las chicas y sus familias si no se ponían las vacunas.
Resultaron entonces sorprendentes los infructuosos intentos de presión del laboratorio sobre los responsables de la publicación y de la propia editorial Elsevier para que retiraran el artículo “de internet”. Las amenazas a través del bufete de abogados Bird&Bird, que trabaja de manera habitual con la industria farmacéutica.
Los de los “dos pájaros” estaban dispuestos a “denunciar” a la revista y a estos profesores como autores:
El retrato de aquella historia es una amenaza por escrito con posible denuncia sin referir nunca el delito que supuestamente habíamos cometido, una fatua táctica de amedrentamiento que usan los bufetes de abogados sin mejores ideas”, contaría luego el experto en Salud Pública.
Por suerte para la independencia editorial en España, Gaceta y su propietaria, la Sociedad Española de salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), supieron soportar las presiones y el artículo continúa publicado.
Los autores del escrito propusieron incluso a la revista que invitara a Sanofi a debatir en público escribiendo una carta al director pero nunca lo aceptaron, dando la callada por respuesta.
Lo más chocante es que en la denuncia a uno de los organismos que se supone que controlan la ética en la publicidad, Autocontrol, citaron a la sociedad de Pediatría (entonces presidida por el profesor Alfonso Delgado) y a la de Ginecología y Obstetricia. Pues bien, desde Autocontrol contestaron:
Sanofi Pasteur ha decidido retirar la campaña”.
Pero como indica Álvarez-Dardet: “¡En ningún momento en la denuncia se nombraba a esta empresa!”. Para concluir este post, recordar que este catedrático continúa hoy encabezando la petición de una moratoria en la aplicación de la vacuna del papiloma. Podéis leer el manifiesto y firmadlo si estáis de acuerdo.