Revista Educación

Préstamo es a rescate, lo que desaceleración a crisis

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Como he hecho otras veces, hoy vuelvo a confesarles algo: he debido haberme caído hace poco de un guindo, porque aún me sorprendo con la realidad. “Mira que eres ingenua”, me dicen por ahí, “¿de verdad crees en los políticos, sean del partido que sean?”. “Lo de ayer” (por el sábado), esa expresión fantástica de nuestro presidente Rajoy para referirse a la intervención del Eurogrupo  con hasta 100.000 millones de euros de inyección a la banca española, que si no se ha convertido en Trending Topic a poco estuvo, me ha dejado loca. Loca por creer que era imposible esquivar ante la opinión pública una verdad tan transparente y clara como que España ha sido rescatada por los hombres de negro, como dijo aquel día Montoro.

Ya me lo habían comentado el sábado: “El Gobierno lleva dos días buscando un sinónimo para la palabra rescate”. ¡Équilicuá! Y así fue. Lo que tenemos hoy, desde el punto de vista gubernamental, es un “préstamo favorable” para nuestras magníficas y eficientes entidades bancarias, algunas de cuyos dirigentes recibirán pronto en casita más de un millón de euros por hacer agujeros negros más grandes que los del espacio y por no irse a la competencia.

Entonces me acordé de la etapa en que el término crisis no existía en el vocabulario de Zapatero.

Préstamo es a rescate, lo que desaceleración a crisis
Es increíble ver cómo el ser humano, más bien el ser político de este país, no aprende de los errores pasados, cuando el no reconocimiento de la realidad, por ejemplo, con la autoría del atentado del 11-M, le costó al PP el Gobierno de España. Pero no, no fue lección suficiente para los que llegaron después, que también eludieron hablar en plata. Así, aseguraron que lo que se vivía era una desaceleración económica, cuando medio mundo hablaba de crisis. Y ¡zas!, de nuevo caída al foso.

Pero cuando en medio de todo este escándalo creí que nada podía superar la salida de mis globos oculares de su sitio, llega a mi afectada vista algo que ya no sé definir, para lo que no encuentro adjetivo calificativo, y les juro que me revienta no tener un término con el que referirme a esto: la portada de La Razón de ayer domingo. ¿Me ayudan a ponerle un nombre?


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