Vaya, vaya, como está el país… o el mundo entero, actualmente! Basta mirar un rato la TV para darte cuenta de que las cosas no están cambiando como debería! Informativos, diarios, tertulias, reportajes, nos traen cada día una realidad política, económica y social que cuesta creer… aunque la verdad es que no hay nada nuevo bajo el sol. En el trasfondo, esa necesidad humana de recrearse con lo negativo y lo escandaloso, para aumentar la audiencia o la tirada de los rotativos, afectados por la crisis…
Todo está revuelto! ¿O es que siempre lo estuvo, bajo el silencio informativo y ahora solo se difunde lo que ya todos sabíamos? Los tertulianos (ya sean políticos, presuntos líderes de opinión o periodistas de medios financiados por los propios políticos) insisten en recuperar la honorabilidad de unos hombres de estado o de una instituciones cuestionadas en muchos casos implicadas en numerosos actos de corrupción. Pero todos ellos insisten en que la “imputación” de alguien en un procedimiento judicial no presupone necesariamente la culpabilidad. Todo es presunción… de inocencia o de culpabilidad! Creo que “presunción” es el vocablo más utilizado hoy en día entre ellos, aunque depende siempre de quien sea el encausado! Para la izquierda en la oposición, hay culpabilidad en los presuntos culpables del gobierno; en la derecha, la hay en los imputados por corrupción de la izquierda! La justicia presuntamente independiente que no lo es, aunque nos lo digan. Las casa real que algunos pretenden que sea incuestionable como presunto pilar de una democracia, pues para ella todo vale. Personas implicadas en casos de corrupción, que siguen en sus cargos, presuntamente por merecerlo. Y los ciudadanos presuntamente de acuerdo con todo ello, porque nos estamos callados… y pagando tales desaguisados!
Así que cuando uno abre los ojos y ve alrededor fuego cruzado, noticias, comentarios, opiniones sobre un sistema caduco, marchito y dificilmente recuperable, es difícil estar tranquilo y mucho más con la suficiente energía para cambiarlo! Pero ¿la vida nos regala todo ello para que presuntamente aprendamos a soportarlo… o bien para que decidamos mejorarlo? De hecho, lo más fácil es desentenderse como hasta ahora, ignorarlo o buscar culpables ajenos… o bien empezar a tomar cartas en el asunto! Para ello solo hace falta un poco de esperanza basada en la realidad y en nuestra capacidad -de cada uno de nosotros- de cambiar las cosas! Cada uno en su propio círculo familiar, social o profesional! Y saber buscar las oportunidades que nos brinda la presunta adversidad, para aprender y mejorar las cosas! ¿El resto? Tener valor y constancia para vivir la vida que real y presuntamente merecemos, todos!
¿Por qué no empezar hoy lunes, inicio de una nueva semana, para hacerlo?
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